En un congreso reciente que tuvo lugar en la ciudad alemana de Munich, los directivos de Eurocontrol reconocieron públicamente que durante 2019 la saturación del espacio aéreo europeo irá a peor. Explican que hay menos controladores y, por ello, los retrasos de 2018 serán recordados con añoranza. Ustedes se pueden imaginar cómo se ponen los directivos de las aerolíneas quienes, además de pagar ingentes cantidades de dinero por el derecho a operar en los cielos europeos, se encuentran con que el caos veraniego no tiene solución y, peor, se va agravando.
La situación es simplemente increíble. Las autoridades de los países europeos crean un organismo, mezcla de entidad supranacional y de sociedad o ente nacional, fijan unas tasas por operar en el espacio aéreo, pero no garantizan que a cambio de ello van a ofrecer un servicio que pueda abordar la demanda. Ni tampoco dicen si están en vías de resolver esos problemas. Incluso, como han leído, comunican que el año 2019 va a ser peor, y explican que la razón es que habrá menos controladores.
Esto es inadmisible.
Aquí, la autoridad europea nos tiene que contestar a estas preguntas: ¿existen razones técnicas que impidan una gestión correcta de los flujos aéreos previsibles para este verano? Porque si es así, han de explicarlo claramente y forzar a que las aerolíneas recurran más a aviones más grandes que liberen slots aéreos. Todos entendemos que no haya espacio y que se tenga que congelar el volumen de slots. Pero no pueden decirnos que el problema es que no hay controladores. ¿Por qué no se incrementa la formación de estos profesionales? ¿Por qué no se mejora la coordinación? Las aerolíneas, que conocen la situación al detalle, hace ya años que denuncian inoperancia y caos organizativo en este organismo.
Francamente, muchos de nuestros políticos deberían trabajar más y hablar menos.
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