Cada nacionalidad tiene sus propias exigencias cuando se habla de materia turística. Evidentemente, en Europa estas diferencias no son espectaculares, aunque existen. Sin embargo, una vez que vamos ampliando los horizontes, las conductas se diferencian más y las demandas de los viajeros se hacen menos familiares. Hasta el punto de que al llegar a las antípodas, nos podemos encontrar con preferencias y gustos sorprendentemente diferentes a los nuestros.
Hace pocos días, el director de la mayor agencia de viajes online de China explicaba que para los habitantes de ese país, el elemento más importante para escoger un viaje es la comida. Vaya, ustedes dirán que eso también es frecuente en Europa, donde nos gusta conocer cómo comen los demás. Pero no, el directivo explicaba que lo que buscan los chinos no es degustar las comidas tradicionales de los países que visitan, sino que lo que buscan es su comida, su propia comida, a la que están habituados. Al parecer, explicaba el responsable de esta organización, este es un factor absolutamente determinante, a distancia del segundo factor que condiciona su elección.
El mercado chino está en crecimiento. Se espera que en tres años triplique el número de viajeros que saldrán por el mundo. Pero para poder acceder a él es necesario conocer el perfil y los gustos que tienen. Por distancia, no será nunca un mercado clave para los hoteles en España, pero tal vez sí para los hoteles españoles en el mundo. Pero todo empieza por conocer al cliente.
Las diferencias en cuanto a las comidas en Europa son expectaculares,no teniendo nada que ver,por ejemplo:la española,francesa,italiana,alemana,inglesa,etc.
Los chinos,como nuevos ricos no cuentan con la sutileza de apreciar la diversidad culinaria lo cual vendrá con el tiempo y las posteriores generaciones.
Son por ahora tan paletos como tú,Jaime,que se nota que viajas poco.