Nunca antes Thomas Cook ha estado tan saneada, tan solvente, con tanta caja, presentando unos números tan positivos. Nunca antes una empresa con ese nombre había tenido un horizonte tan positivo como lo que ocurre hoy mismo con Thomas Cook, pero la filial de la India.
La Thomas Cook británica, en sus 178 años de historia, se había instalado en todo el mundo. Entre otros lugares en la India, por supuesto. Hace ya unos años, en 2012, Thomas Cook, que está acostumbrada a los volantazos estratégicos, acordó abandonar el país y dedicarse a su negocio principal en Europa. De forma que Thomas Cook decidió dejar vender todas sus acciones, el 77 por ciento del capital, a una empresa que invirtió en ella, Fairfax, una sociedad canadiense. Y Thomas Cook sobrevivió en India, sin relación accionarial alguna con Europa. Tal vez por eso, la filial india empezó a crecer casi sin parar.
Thomas Cook India ofrece una amplia gama de servicio de turismo y se beneficia de que el país está mejorando su economía y, por lo tanto, el consumo de productos turísticos va al alza. Por lo que Thomas Cook India crece sin parar, con resultados económicos que ya le gustarían a la que un día fue su matriz.
Las dos utilizan el mismo nombre y hasta un logo casi igual, pero carecen de toda vinculación económica. Ayer, la página principal de Thomas Cook India y la de la matriz canadienses se veían en la obligación de explicar que no tienen nada que ver con el triste destino de la que, es verdad, un día en el pasado fue su matriz. Los indios y los canadienses explican que no guardan relación con el grupo británico que cayó en desgracia.
No cometan el error de pensar que Thomas Cook India es una oficinita en una ciudad del país. No, opera en 25 países del todo el suresta asiático, desde Malasia a Singapur, de Birmania a la misma India. Su crecimiento y la solidez de su negocio hacen pensar que el nombre y la marca puede sobrevivir, si bien no 178 años años más, al menos lo suficiente como para no tener problemas. Tal vez, incluso, ahora que queda liberada de la prohibición de establecerse en Europa, que había sido contractualmente reservada para la matriz, cualquier día podamos volver a ver en las calles de las ciudades europeas la marca de la que un día fue una gran empresa.
¡Que horror! Como se las gastan estos hijos de la gran...!