A estas alturas, ustedes sabrán ya que la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia está hoy dirigida por gente muy celosa de sus funciones, y muy preocupadas por permitir que el mercado funcione. Que esto ocurra en España, en donde nadie tiene el menor interés en esto, es meritorio. Van contracorriente, pero tiene su valor.
Pero lo es especialmente en su última batalla: la oposición frontal al nuevo reglamento aragonés que determina cómo se conceden las estrellas a los hoteles.
No es que la Comisión de la Competencia tenga razón, es que los funcionarios aragoneses se han lucido, como corresponde a quien no vive en el mundo contemporáneo, a quien no pisa la realidad. Toda la normativa que regula las estrellas está hoy para tirar a la basura. Esto tenía sentido cuando el cliente se tenía que fiar de ella para determinar si se alojaba o no en un hotel. Hoy ya nadie usa este mecanismo sin las valoraciones de otros clientes.
Pese a ello, nuestros funcionarios, como marcianos que viven fuera del mundo, han decidido exigir en Aragón que los hoteles tengan ciertas alturas en los techos, que los pasillos sean ciertas anchuras o que las ventanas y los muebles de las habitaciones tengan ciertas dimensiones.
Pocas cosas más ridículas que exigirle esto a un hotel, como si no pudiera haber lujo asiático con techos bajos en algunos lugares, como si no pudiera haber calidad con ventanas pequeñas, como si un pasillo estrecho no fuera compatible con media docena de estrellas.
Todo esto se exige al tiempo que un viajero puede ir a un establecimiento de los que se vende por Airbnb sin cumplir absolutamente ninguna de estas exigencias, compitiendo cara a cara con los hoteles.
Yo, francamente, no entiendo cómo la patronal de hoteleros no se planta y exige el final de este absurdo, de este ridículo. Como si no hubiera nada mas serio que hacer que dedicarse a estas bobadas.
Bueno Aragón, llevada por Podemitas, mucha política social, que está bien. Pero bien que se lucen con tonterías. Miren lo que están liando en Baleares.
Saben a quién le va mejor sin legislación ?
Esto de lo colaborativo, tan "cool" en manos de quién está ?
Las normativas son cada vez más necesarias ,no se trata de poner puertas al campo pero es necesario unificar criterios .
En el caos siempre ganan los mismos