Les decía que en Baleares, pegarle a los hoteleros es un deporte. El mismo periódico que practicó esta especialidad en el fin de semana pasado, dedica otra página el miércoles. Si el fin de semana acusaba a los hoteleros de no pagar a los constructores unos precios dignos, ahora dice que ganan dinero pero que no pagan salarios como toca. Ya ven, deporte nacional.
El reportaje está sustentado en datos patéticos, carentes de todo rigor. Casi en una charla de bar.
Vamos por partes. Los hoteleros, que se sepa, pagan los salarios que determina el convenio colectivo del sector. ¿Es que los trabajadores han firmado convenios que nos les satisfacen o es que los hoteleros, pese a lo que dice el convenio, deberían pagar más de lo que el mercado acepta?
Pero la cuestión es más delicada porque es probable que los ingresos de los hoteles sean superiores a lo habitual en otros años, lo cual exige estudiar a qué están dedicando ese margen adicional. Podría ocurrir que con ello se estuvieran amortizando inversiones anteriores o, mucho más probable, que se estuviera gastando en modernizar las instalaciones, para mantener los hoteles en condiciones competitivas. De hecho, la información del fin de semana apuntaba a amplias obras de reforma que está dinamizando el sector de la construcción. Es decir: los márgenes brutos de los hoteles están repartiéndose entre las empresas de la construcción que, por supuesto, tienen que pagar a sus trabajadores.
Es posible que algunos hoteleros estén optando por ampliar su presencia en el mercado, lo cual no sólo es legítimo, sino lógico en momentos de bonanza que parece que empezamos a vivir en este sector.
Pero, como ya indiqué, en Baleares el deporte es pegar al hotelero, da igual por qué. No estaría de más que algunos se preguntaran por qué ocurre esto y, especialmente, a dónde conduce esta dinámica.
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