El indicador del éxito de la política no es el bienestar del país; el baremo que mueve al político es ganar elecciones. ¿De qué les sirve haber mejorado la economía, la calidad de vida, los servicios, si no ganan las elecciones? Por eso, nuestros políticos frecuentemente se ponen en la situación en que más que marcar el norte, más que liderar, van a remolque de lo que piensa la gente, de lo que los medios de comunicación consideran como defendible, de lo que piensan que será premiado en las urnas aquí y ahora.
El caso del Gobierno en relación a Iberia es absolutamente ejemplar. El Gobierno español (cualquiera que sea su color) nunca ha tenido una política para la aviación, sino que ha visto en ella a un conjunto de colectivos contra los que no podía ir porque supondría perder muchos votos. Los partidos de derechas son más sensibles a los colectivos conservadores y los de izquierda, a los otros, más de handling o de cabina, por ejemplo. Algunas entrevistas publicadas en estos días en torno a este asunto dejan claro que aquí muy pocos están hablando claro y que las vergüenzas a ocultar son incontables.
Por supuesto, Iberia arrastra desde hace años un problema inequívoco de competitividad, derivado de sus costes desmesurados y, también, de una gestión que en muchos momentos ha sido grotesca. Alguien, en un arrebato de sensatez, dejó que la compañía se privatizara. Adoptada la decisión, las consecuencias se tendrían que ver, aunque mucho después de que el responsable de la decisión compareciera en las urnas.
Ese momento ha llegado. El accionista privado, ahora sí no influenciable por el Gobierno (Walsh dice inequívocamente que él no está aquí para hacerse amigo de los políticos), ha tenido que poner orden, para introducir la lógica del mercado en una compañía que estaba mucho más cerca de ser Aerolíneas Argentinas que Lufthansa, por citar dos modelos antagónicos.
Y entonces el Gobierno empieza con su política errática, con sus mensajes cruzados, con su ambivalencia. Que si la patria, que si el servicio público, etcétera; por no decir que esta empresa puede suponer una sangría electoral, que es lo que realmente le preocupa. El espectáculo habría sido divertido, de no ser que en juego está algo tan importante como la aviación española. Afortunadamente para el futuro de Iberia, en el Tesoro público ya no queda ni un euro y hoy el Gobierno ha perdido el control de la impopularidad que arrastra, razones por las cuales no ha habido una intervención, ni siquiera encubierta como por ejemplo ha ocurrido con Alitalia. Por lo tanto, ahora sí parece que existe una posibilidad de que la compañía más importante de la historia de la aviación de España se pueda refundar, para volver a proyectarse.
Lo que jamás supimos hacer bajo el control público y lo que nunca habría podido evitarse una vez pasa a manos privadas.
El problema que tiene Amador en esta loa a la economia neoliberal es que no tiene ni idea de lo que habla, como en él es habitual. A ver, Amador: aqui la que llevaba camino de parecerse a Aerolíneas era British, cuyos costes son bastante mayores que Iberia. Es mas, British tiene una curiosa semejanza con VIASA, cuyos pilotos se jubilaban con un buen plan de pensiones, para pasarse a volar para la competencia y sacar mas caja... Asi que las comparaciones Amador, mejor guárdalas que no das una. Los pilotos de Iberia, y el resto de colectivos por ende, son mucho mas baratos que su equivalente en British. No así los directivos, claro... Claro que para los plumillas como Amador la equivalencia hay que buscarla en "una compañia sudamericana no especificada". ¿A qué me suena eso?.
Por otro lado, esa maravillosa transformación y refundación de la que Amador habla no es otra cosa que una operacion de absorcion hostil, fraguada desde hace años. Con el agravante de que British no ha pagado nada por hacerse con el control de la caja y los activos de Iberia. Intenta hacer lo mismo en una empresa estrategica inglesa, que verás lo que pasa.
He visto peloteo a las tesis de Walsh en este foro, pero lo de Amador y sus paridas es lo peor que he leido. No se puede ser más cenutrio. O más rastrero.
.
Si este es el quid de la cuestión, sois la quinta columna de Iberia.
El articulo me recuerda a los del regimen bolivariano cuando tanbien hacian este tipo de traspasos de propiedad estatal a privada , La diferencia es que alli por lo menos disimulaban mejor con justiprecios y decisiones judiciales muy rimbombante y protocolariamente todo.
Aqui no ha habido nada del mantra del libre mercado que canta el articulista. Ni hubo proceso limpio y equitativo de adjudicacion ni justiprecio ninguno. Se camuflo todo entre unos golfos piratas por un lado y unos vendidos cuasi funcionarios o amiguetes de estos por otro a traves de la " libertad empresarial " de juego sucio disponiendo de lo que no es suyo GRATIS TOTAL IB, VUE, IBX y la T-4 con todos los slots historicos, mercado e infrastructuras al maximo nivel , pelotazo o atraco de miles de millones de euros.
Aqui pagan y pagaran los españoles y los beneficios se los llevaran los piratas gratis total. No me extrañan sus mofas y faltas de respeto al Gobierno o mejor dicho lobby PP.
A los demas, aparte de tontos diciendo tonterias con total indignidad por cuatro pennies,, abrasados a impuestos y sufriendo por no tener servicios solo nos quedara explicarlo efectivamente antes de cada eleccion alto y claro que ha hecho el PP aqui como " gestor de lo publico" con la ayuda de los voceros indignos y demas vendidos.
Es muy pronto para estar en tan malas condiciones