Palma: cruceros sin control

Yo les confieso que no tengo ni idea de cómo una epidemia de un virus chino puede afectar al mundo. Nunca antes había vivido algo así, porque la gripe española del año 18 no me pilló por aquí. Jamás hubiera dicho que hoy estaríamos encerrados en nuestras casas, incomunicados físicamente. Jamás hubiera pensado que los vuelos en avión desde y hacia España estarían prohibidos, sin que Greta tuviera nada que ver. Por lo tanto, como yo soy el más ignorante en esto, comprendo perfectamente que los políticos, tan indocumentados en estos asuntos como yo mismo, no hayan dado una a derechas en esta crisis. Porque, es lógico, uno sabe de lo suyo. Y algunos de nada.

Por lo tanto, comprendo que al consejero de Turismo de Baleares, Iago Negueruela, en su intento de hacer más, se le haya ocurrido atraer alemanes yendo a Berlín a entrevistarse con los tour operadores. Buenas intenciones, pero hoy ya me dirán quién se acuerda de que vivimos del turismo. No ha pasado un mes y parece que es una eternidad lo que ha cambiado desde aquella sorprendente iniciativa. O que haya hablado con Tui a ver cómo hacíamos lo nuestro, cuando el pobre mayorista está metido en un lío descomunal del que no sabemos cómo saldrá. O cómo convencemos a los alemanes que nuestros hospitales son buenos y seguros, cuando no se puede caminar por las calles.

Sin embargo, en medio de ese despiste absoluto que se produce cuando uno se enfrenta a lo desconocido, sí que era de imaginar que un crucero lleno de turistas italianos (tres mil, para ser precisos) que llega a Palma pudiera preocupar. No, no es que uno sea un listillo que esté enterado de todo, es que Sánchez, dos días antes había prohibido los vuelos en avión desde Italia. Si no se puede venir desde Italia en avión, alguien en Baleares debería haberse dado cuenta que tampoco en barco debe de ser una buena idea. Vamos, que eso me hubiera preocupado a mí, que soy un ignorante. Sin embargo, ni al presidente de la Autoridad Portuaria, ni al consejero de Transportes –que seguro que ahora se llama de movilidad para el amor humano o alguna chorrada similar–, ni a la delegada del Gobierno, ni a la presidenta Armengol parece haberles hecho pestañear.

Pero miren, estamos tan tocados por esta crisis que vamos a tener una festichola con los pobres italianos, que lo están pasando como nosotros. Ellos tampoco tienen gobernantes presentables.