Política surrealista en Canarias (I)

El espectáculo de la ministra Reyes Maroto junto a la consejera de Turismo de Canarias, Yaiza Castilla, con la mallorquina Isabel Oliver, secretaria de Estado, firmando un acuerdo para acabar con la crisis de Thomas Cook es absolutamente delicioso. Las tres se acaban de reunir en Canarias, para que el Gobierno central transfiera 15 millones de euros al Gobierno canario y así acabemos con esta crisis. Thomas Cook le dejó sólo a una cadena hotelera una deuda de 40 millones de euros. A partir de ahí, háganse una idea de la eficacia de esta medida.

Si 15 millones no son nada, cuando sepan cómo se van a gastar, quedarán petrificados. Porque estamos hablando de compensar los efectos de la quiebra de Thomas Cook, el segundo mayor tour operador de Europa, que tenía una presencia colosal en Canarias. Conviene no olvidarlo.

9,2 millones de euros se van a destinar a un plan de mejora de la conectividad aérea y de promoción. Otros 2,5 millones irán dirigidos a la digitalización del turismo; 1,5 millones de euros apoyarán la diversificación de productos, segmentos y desestacionalización; otros dos millones en el impulso e investigación de acciones de desarrollo sostenible; y finalmente, otros 280.00 euros servirán para desarrollar un plan de gestión y comunicación en casos futuros de crisis. Y así, olvidada la crisis de Thomas Cook. El dinero se fraccionará por islas, de forma que Fuerteventura recibirá más que las demás. 

Maroto, que ha terminado siendo tan nefasta como sus antecesores, habló de una «gesta heroica» conseguir dinero para resolver la crisis de Thomas Cook, porque lograron recursos que no había. 

¿Alguien, por favor, puede explicarle a esta gente que con 15 millones de euros no se arregla absolutamente nada? ¿Les dirán que este reparto no genera masa y por lo tanto se diluye como un azucarillo? ¿Alguien puede decirle a esta gente que cualquier inversión por parte de un mayorista para entrar en un destino turístico supone cantidades impresionantes de dinero y que la migaja que se han gastado no basta para nada? 

Si un destino turístico tuviera que depender de los gobiernos, y más de gente incompetente como esta, podría cerrar sus puertas inmediatamente. 

¿Vemos por qué el turismo vive de espaldas a la política y simplemente la soporta porque es un lastre con el que hay que convivir y listo?