¿Por qué el turista huye de Madrid?

¿Cómo se puede explicar que Madrid haya perdido más del diez por ciento de sus visitantes, mientras otras regiones españolas, más o menos al mismo tiempo han llegado a incrementar su cuota de mercado en hasta el ocho por ciento?

La cuestión no es fácil de explicar ni de entender, porque el prestigio y la imagen de una ciudad no tienen oscilaciones tan bruscas, salvo en casos en lo que intervengan riesgos para la salud o la seguridad. Destripando el perfil de los viajeros, quizás podamos entrar con un poco más de profundidad en qué está sucediendo con el turismo de la capital, especialmente en comparación con otras regiones españolas.

En primer lugar, ese descenso de viajeros no debería haber afectado a los turistas que organizan un recorrido general por España. Es más, normalmente deben seguir utilizando Madrid como base, desde donde llegar a Sevilla, Burgos, Barcelona o Cuenca, algunos de los atractivos turísticos del país. En ese sentido, Madrid tiene ventaja sobre otras ciudades. Pero no hemos de olvidar que esta estadística no habla de cuántos viajeros tiene Madrid en relación a otras regiones sino cuántos ha ganado o ha perdido en relación a lo que tenía el año pasado y el anterior.

Un segundo tipo de viajero es el más cercano, el que procede de un país europeo, que está un fin de semana largo y que viaja con cierta frecuencia a España. En este mercado las cosas deben de estar mucho peor por varios motivos, pero el fundamental es la pérdida de conexiones aéreas debido a que las compañías aéreas más competitivas han cerrado enlaces. No se sabe si han cerrado líneas porque pensaban que los viajeros no querrían volar o si los viajeros no vuelan porque no hay servicios. Pero el resultado es el mismo.

Y, finalmente, hay un tipo de viajero que está de paso, que enlaza con otro avión, que llega a la ciudad para estar unas horas y se marcha. Aquí la situación es desastrosa porque Iberia ha suprimido muchas conexiones aéreas con América, las cuales eran empleadas por mucha gente para enlazar en Madrid con vuelos a otros destinos europeos, por lo que podemos pensar que hoy esos viajeros están en otra ciudad europea o americana.

Los hoteleros madrileños, en respuesta a esta caída de demanda, sugieren que la promoción turística no está funcionando correctamente, lo cual quizás sea verdad. Pero es impensable que un viajero que venía a Madrid a pasar unos días porque tenía vuelos cercanos y baratos pueda cambiar su decisión con más o menos promoción. Madrid, como casi todas las grandes ciudades, no es desconocida, sino que puede tener problemas de conectividad, como parece el caso ahora. Claro que siempre se pueden emprender acciones promocionales potentes, que conviertan al destino no sólo en popular sino en imprescindible. En cierta medida, la Barcelona post-olímpica ha hecho esto y aún hoy sigue disfrutando de los beneficios de esas inversiones. Pero en un país en crisis, organizar fastos desproporcionados apunta más a la impopularidad que al éxito.

Por el momento, la crisis de Madrid apunta más a Iberia y a Aena, cuyas tasas aeroportuarias afectaron a Ryanair e Easyjet, que a la promoción de la ciudad. La solución, sin embargo, no parece cercana, con el consiguiente riesgo para muchos puestos de trabajo.