Jesús Gatell es el presidente de la Comisión de Turismo de la Cámara de Comercio de Madrid. Gatell se halla inmerso en la organización de una nueva estructura de promoción turística de Madrid, que pretende ser más profesional y responsable. Se trata de crear un organismo en el que no sólo participe el sector público, sino también los privados, que tienen mucho interés en estos asuntos.
Pues bien, Gatell, tras varias conversaciones y negociaciones, hizo unas declaraciones explosivas en las que afirma que mientras ellos quieren poner a gente experimentada al frente de la promoción turística, los políticos quieren poner a amiguetes sin conocimientos. Gatell muestra su desesperación por la forma en la que se hacen las cosas, basadas en la ineficiencia y el clientelismo, precisamente en un terreno en el que España dispone de los mejores expertos. En definitiva, el empresariado de Madrid lucha para acabar con una promoción turística desastrosa, pero no logran avanzar.
El comentario del presidente de la Comisión de Turismo de la Cámara de Madrid constata algunas evidencias que voy a simplificar en los siguientes puntos:
Primero, para el político lo más importante es usar su poder para afianzar su red clientelar, la cual le agradecerá los favores con lealtad ciega.
Segundo, esto significa que hacerlo mal ante los ciudadanos, que poner a incompetentes al frente de un área no tiene castigo para este político, por más que haya censura verbal.
Tercero, en efecto, este castigo no es posible porque como las listas electorales son cerradas, nadie puede votar ni a favor ni en contra de los segundos niveles políticos, porque al final se vota a partidos y no a personas.
Cuarto, el político sabe perfectamente que su futuro no depende de cómo lo valoren los ciudadanos, sino de cómo lo valoren sus jefes, que son quienes deciden las listas. Y sus jefes saben que sus subalternos valen según su capacidad de movilización y esta, a su vez, viene determinada por el número de personas que en agradecimiento al político en cuestión, están dispuestas a aplaudir lo que les echen.
Conclusión: no funciona el sistema, porque no dejamos que funcionen los mecanismos de castigo a los que lo hacen mal. Por lo tanto, va siendo hora de que traduzcamos la crítica que hace Gatell a términos más realistas: es necesario que cada político responda de su trabajo ante los ciudadanos que lo votan y no ante los jerifaltes que lo ponen o no en las listas. Mientras no acometamos estas reformas, seguiremos teniendo quejas desesperadas al ver cómo dejamos escapar las oportunidades que tenemos en este país.
La opinión se centra en el Sector del Turismo, pero podría ser extrapolable a cualquier otro Sector económico. En cualquier caso, comparto plenamente lo expuesto, y tan solo añadir que cuando hablamos del "político" habría que acoger en dicho termino, no solamente al político ejecutor, sino también al político (muy principalmente) al legislador. Legislar estructuras de gestión de sectores económicos, con total ausencia, en las mismas, de los agentes empresariales, es legislar con plena ignorancia y olvido de quienes tienen que impulsar el Sector.
Efectivamente, Vd. lo ha dicho.
Ahora bien en las empresas turísticas funcionamos algo mejor o copiamos el modelo,se perfecciona y perpetúa