Los hoteleros de la zona turística de Magaluf, en Mallorca (se acordarán del vídeo del “mamading”) están reaccionando al impacto de imagen que empiezan a sentir. Por este motivo, ahora están estudiando adherirse a un sistema informático que califica a los clientes en función de si son gamberros o no. La idea consiste en que de cada cliente se hace una ficha informática y se le pone una calificación, de forma que se sabe si estamos o no ante un sujeto problemático.
Vaya estupidez que se les ha ocurrido. Ahora resulta que en Magaluf pretenden digitalizar a todos los alcohólicos británicos y alrededores, para saber quiénes pueden montar follón. Esto es como ponerle puertas al campo, como intentar saber y controlar a todos los que toman exceso de azúcar.
¿Por qué abordan un proyecto tan absurdo, además probablemente violador de la Ley de Protección de Datos y de los derechos a la intimidad, etcétera, etcétera? Pues porque no tienen la valentía de poner el calificativo 'suave' de gamberros a sus colegas empresarios que venden alcohol (y similares) las 24 horas del día a quien se le ponga por delante; para no girarse a los suyos y decir que no pueden degradar un destino turístico de la forma que lo han hecho, por unos cuantos cientos de millones más de beneficios. Bastaría con que se giraran hacia sus colegas y les dijeran que cumplan la ley, que se conformen con ganar millones y que no busquen los miles de millones con comportamientos mafiosos.
Es mucho más barato, simple y viable denunciar a los bares que ofrecen alcohol gratis a cambio de un 'mamading' que fichar a todas las taradas europeas que estarían dispuestas a tocar el clarinete gratis. Vaya cobardía.
Pues no me parece una idea tan mala. Si entre todos los establecimientos turísticos de alojamiento "filtran" (y esto es muy fácil de realizar)a quienes hospedan y dejan fuera a los gamberros al final tendrán una ciudad con turistas no-gamberros.
Otra cosa es que a ciertos establecimientos turísticos les sea más rentable mirar para otro lado y alojar a este tipo de cliente que termine de quemar sus ya obsoletas instalaciones y de paso la ciudad.
Quizás si la administración se pusiese un poco las pilas y obligase a algunos establecimientos a tener unas instalaciones acordes a traer a un turismo de más calidad la cosa se podría arreglar un poco.
Creo que hay que educar desde la base, siempre nos hemos divertido sin tener que llegar a morir o al limite de la inmoralidad sin necesidad. Pero mientras nuestra sociedad admire a Belen Esteban, a la Isabelita, el Matamoros y resto de personas inmundas, y todos estos programas que entran en nuestros hogares de basura, no debe de extrañarnos el comportamiento de estos jóvenes.
Perdón, quería decir que llenan nuestros horares de basura.
Imagínense la millonada que se gasta en estos programas. Si se hablara de alcoholismo, sexo seguro y grogas durante todo este tiempo sería muchísimo más productivo. Y por supuesto con otros contertulios más preparados que seguro no son dificilies de encontrar