España tiene mucho turismo. Muchísimo. Somos líderes en turismo de masas. Y este año aún más líderes que en años anteriores. Pero no tenemos turismo de gran nivel, de gran precio, de grandes recursos. Hasta casi parece incompatible tener tantos visitantes y que entre ellos estén los que más interesan. Nosotros apenas tenemos un 3 por ciento de nuestros turistas del máximo nivel. En Europa, en cambio, muchos países llegan al 20 por ciento de cuota en este segmento.
¿Por qué es importante este tipo de turistas? Hay muchas razones. A saber:
Primero, porque no procede de un entorno muy cercano y, por lo tanto, es una diversificación de los orígenes.
Segundo, genera más puestos de trabajo, muchísimos más que los que genera un turista ordinario. No sólo porque en los establecimientos donde se aloja este turismo, el ratio de empleados por cama es más elevado, sino porque consume más, tanto en comercio como en restauración, y genera empleo por doquier.
Tercero, porque desde el punto de vista ambiental, menos turistas con más ingresos es perfecto para minimizar el impacto del número de viajeros, lo cual es perfecto para la economía y un poco menos impactante para el medio ambiente. Y, allí donde hay quejas por saturación, este turismo minimiza este efecto.
Sin embargo, no estamos en ello. No llegamos. No logramos entrar en este segmento.
Hay muchas concausas para esta situación. Ignacio Vasallo ha mencionado algunas en esta columna, con su habitual claridad. Yo creo que, salvo algunas excepciones, muchos de nuestros destinos turísticos están poco cuidados, en una clara falta de calidad de los servicios públicos, sea limpieza, sea jardinería, sea cuidado con los ruidos, sean infraestructuras. Podría aquí mencionar ciudades turísticas en las que la suciedad es impresionante, donde la señalización es incorrecta, donde hay que tener mucha curiosidad para soportar los olores, ruidos o molestias varias. El turismo exigente es eso, exigente.
Hay más motivos, desde luego, algunos de ellos relacionados con la comercialización que se ha decantado por la masa en lugar de la calidad, pero en todo caso tener tan poca cuota de mercado es realmente para hacérselo ver, para estudiar qué nos ocurre.
Buena, buenisima reflexió Sr Amador.
Desde mi modesta opinión, siempre he pensado igual en lo referente al turismo que nos visita.
Columnistas de este Digital, no piensan igual (ejem. Sr. Graciano Palomo), semana tras semana hacen ver su particular punto de vista que utilizan para atacar politicamrnte a sus contrarios.