Por qué una crisis es crisis

Estamos en el medio de una crisis tremenda y global. Afecta a todos los negocios, con especial impacto en el turismo, en todo el mundo. Todo el turismo está tocado, pero algunos mucho más que otros. Lo de las aerolíneas es tremendo: no saben por dónde tirar. En algún país hay algún indicio que permite pensar en llegar a un cincuenta por ciento de las operaciones. Sin embargo, en otros, como España, esto se va alejando en la medida en que la pandemia se recrudece.

¿Por qué una crisis es tan preocupante?

Lo que hace que una crisis sea tan brutal es que los bienes que usted tenía ayer, hoy no valen nada. Ayer, cuando todo iba bien, por un hotel, por un avión, por Ground Force, le hubieran pagado un dineral. Hoy, porque estamos en crisis, todos los hoteles, todos los aviones, todas las empresas de handling están en venta, por lo que su valor tiende al cero. No llegan a cero por razones técnicas, pero es lo que ocurre. Lo que todo empresario consideraba que era su salvación, hoy no vale nada. Díganselo a las navieras, que no sabe dónde meter sus cruceros.

Esto es una crisis.

Y ser precavido no sirve de nada. Claro que quien se entrampa, corre riesgos. Pero quien no corre riesgos no es empresario. Toda empresa tiene que endeudarse para crecer. Es su naturaleza. El drama está en que en medio de un esfuerzo de estos, en medio de un endeudamiento claro, una epidemia así destruya el marco, arruine el contexto.

Vemos a Air Europa intentando vender su patrimonio; a las aerolíneas buscando devolver sus aviones; a los hoteleros ofreciendo su espacio como oficinas… Todo lo que ayer hubiera salvado el negocio, hoy puede que no sirva para nada porque ¿quién no está exactamente igual?