¿Se habían equivocado?

En muchas ocasiones, desde este digital hemos criticado las decisiones absurdas de los ministros de la Unión Europea, que ante cualquier atentado terrorista tienen tendencia a endurecer los controles aeroportuarios. Es la solución fácil: la prensa apremia, la gente pide que se haga algo y lo único que se les ocurre es fastidiar a la industria aeronáutica. Yo defiendo que haya controles, que estos sean estrictos, pero estos deben tener algún tipo de relación con la realidad, porque de lo contrario hacemos idioteces para entretener al personal.

Ustedes recordarán que tras los atentados de París, a finales del 2015, se decidió que todos los vuelos interiores europeos tenían que remitir todos los detalles informativos de sus pasajeros a las autoridades, para así controlarnos mejor. Entre esa información está hasta el dato de cómo se pagó el viaje a la agencia de viajes. En principio, si eso es útil, ¿quién puede oponerse? El único problema es que los atentados de París fueron planificados y ejecutados por gente que vivía en Bruselas y que alquilaron coches para ir a la capital francesa y cometer las matanzas de todos conocidas. Y después regresaron tan tranquilamente en coche.

Ahora, tras los atentados de Bruselas, los ministros se vuelven a reunir, pero no piden disculpas ni reconocen que hicieron el ridículo. Simplemente callan porque son políticos y no reconocen que están equivocándose seriamente. En esta ocasión, Turquía comunicó que alguno de los culpables de las matanzas habían sido detectados y sus expedientes enviados a Bruselas, sin que allí se hiciera nada.

Menos mal que ante esta ineficacia, los ministros no decidieron que los pasajeros de avión tengan que presentan los documentos de identidad de sus familiares, aunque no viajen.

Es hora de que nos quitemos prejuicios y analicemos la información con rigor y seriedad y no con tópicos y estereotipos.