La semana pasada, la Comisión Europea aprobó una política de ayudas de la autonomía canaria, que subvencionará las tasas aeronáuticas españolas para las líneas aéreas que operen en ese territorio. Para poder acogerse a estas ayudas, las líneas aéreas deben cubrir rutas que hoy no estén atendidas. Según la Comisión, estas ayudas impulsarán la economía del archipiélago “sin distorsionar indebidamente la competencia en el mercado único”. Se podrán aplican por tres años y cubrirán hasta el 50 por ciento de las tasas.
Definitivamente, en este país no aprenderemos jamás qué es el libre mercado, por mucho que la Comisión nos diga que lo autoriza. Observen el ridículo: el Gobierno central crea y aplica una tasa (desproporcionada) para las operaciones aéreas y otra administración pública española subvenciona hasta el cincuenta por ciento de ese coste. En lugar de gestionar bien, creamos este bucle perverso y surrealista.
En primer lugar, es evidente que los servicios aeroportuarios y de navegación se tienen que cobrar. Por eso se aplica una tasa, que en realidad debería repercutir sólo el coste del servicio. En segundo lugar, tal como han denunciado reiteradamente las líneas aéreas, las tasas que se cobran son exageradas porque los costes son desproporcionados. Hemos gastado dinerales sin control en la construcción de aeropuertos por todos lados, hemos aceptado con el talante de quien gestiona lo que no es suyo los aumentos salariales que pedían todos los implicados (controladores, entre ellos, con los mejores salarios de Europa), y al final tenemos que cobrar una tasas desmedidas.
Pero, si todo esto es absurdo, peor es que mientras una administración cobra ese dinero, otra lo subvencione. En otras palabras: Canarias, los ciudadanos de esa región, van a pagar con sus impuestos los servicios que presta Aeropuertos Españoles.
El Gobierno de Canarias afirma que esta medida, la de subvencionar las tasas aéreas, fomentará la conectividad y creará puestos de trabajo. Lo cual es muy probablemente cierto, pero también es cierto que todos los canarios tendrán que asumir estos costes, con lo que supone de imposición. Igualmente es verdad que será más fácil volar a los destinos nuevos que a los destinos tradicionales, en los cuales las tasas serán más altas porque no se subvencionarán. Esto hace que sea más fácil la irrupción de nuevas aerolíneas que no incrementar la competencia entre las existentes. E, igualmente, esta situación no va a beneficiar a los canarios quienes, en su mayor parte, vuelan a los destinos existentes. Por algo las líneas aéreas han mantenido aquellas rutas con más demanda.
Este tipo de ayudas, como todo el mundo sabe, son un puro despilfarro. Y el Gobierno Canario sabe que su único efecto es que los ciudadanos crean que su gobierno está haciendo algo, pero poco más. A tal punto existen dudas sobre el futuro de estas ayudas, que el propio gobierno dice que exigirá a las aerolíneas que demuestren que los servicios que introduzcan seguirán siendo viables después de que concluyan estas ayudas, en tres años. Ustedes comprenderán que el papel lo soporta todo. Es muy fácil escribir que sí, que esos vuelos tienen un futuro impresionante. Pero, ¿y si no lo tienen? Da igual, las subvenciones ya se han cobrado, y en ningún lugar pone que hay que devolver la ayuda si estas líneas se crearon sólo por la existencia de la subvención.
Esta es la forma ridícula en la que gravamos con impuestos y subvencionamos la actividad privada. Aquí, lo único serio es aplicar una tasa que sea moderada (la media de lo que aplican los aeropuertos similares europeos) y dejarse de subvenciones. La verdadera competitividad de un destino turístico está en que sea un producto de calidad, sugerente, y que los precios que se cobren sean correctos y no el resultado de una gestión alucinada como la de Aena.
Las tasas de Aena, que ya no son tributos tipo "tasa", no son las más caras de su entorno. Están al nivel o por debajo. Véase el informe anual de Leigh-Fisher. Cierto que las inversiones desmesuradas, los aeropuertos inútiles o dudosos como "Huesca-Álvarez Cascos" por ejemplo, hacen más caros los servicios aeronáuticos de Aena. UN CORTAFUEGOS ELEMENTAL ES QUE CADA AEROPUERTO TENGA SUS TASAS ACORDES CON LOS COSTES REALES DE PRODUCCIÓN DE LOS SERVICIOS. SIN EMBARGO ESTO NO SE HACE. La legislación prevé un método en el que se reunen todos los costes de todos los aeropuertos para determinar el % de variación interanual de las tarifas. Pero esto tampoco funciona dado que el Minfomento se comprometió, agosto 2013, a unas subidas % hasta 2018 que no tienen nada que ver con los costes y su evolución. Si estaban mal antes, ahora seguirán estándolo hasta esa fecha. Después veremos que nueva ocurrencia legislativa será aplicable.