Cuando hace dos años Baleares eligió un nuevo gobierno, una de las promesas más repetidas fue la de poner orden en el caos del alquiler turístico, por entonces en estado incipiente. De hecho, desde entonces a hoy se ha producido una eclosión de este negocio como jamás antes se había visto. En Ibiza, como se sabe, alquilar hoy un piso normal con fines residenciales es imposible debido a que los precios vienen marcados por lo que los turistas quieran pagar; en Mallorca, a más distancia, se va por el mismo camino.
Durante estos dos años el Gobierno, con el consejero de Turismo al frente, ha estado redactando, y se supone que negociando con los partidos qu sostienen al gobierno, el contenido del proyecto de Ley que finalmente llegó al Parlamento. El pasado 18 de julio quedaba aprobada la ley que regularía esta actividad turística.
Como la negociación no se llevó bien, si es que se llevó, parte de la mayoría que da apoyo al gobierno votó en contra de algunos artículos de la ley que, finalmente, no se aprobaron. Cuando a una ley se le derogan ciertos artículos puntuales, la ley queda desnaturalizada porque en muchas ocasiones esos artículos son los que dan sentido a otras partes de la norma.
Conclusión: el propio responsable de gestionar la Ley dijo que había salido una Ley Frankestein, que no se entiende, que no tiene sentido y que no se sabe qué dice. Por lo que dijo que se pondría a trabajar en corregir los problemas de la ley. Mientras, por supuesto, los turistas, los propietarios de pisos y los rent-a-cares siguen haciendo su negocio sin ningún reparo.
Y yo me pregunto, si han estado dos años para hacer una ley que no se entiende, que es un caos, que no puede estar en vigor, ¿cuánto tiempo tardarán ahora en hacer una ley que sí tenga sentido?
Atención, porque una vez que ese proceso acabe, será el turno para la delimitación de las zonas en las que se dividirán las islas, y después supongo que aún les quedará algún papel a los ayuntamientos. Vamos, que yo no pondría las manos en el fuego porque esto pueda haberse aprobado en esta década. Para entonces, la realidad del alquiler turístico ya será histórica, estará arraigada y sólo habremos demostrado la incapacidad del poder público para tomar decisiones.
El resultado caótico de esta ley sin sentido es la demostración clara de que estos "mix" de partidos que se llaman "Pacto" a sí mismos no tienen otra finalidad que obtener el poder para beneficio propio sin que les importen los ciudadanos y si bienestar. Se dedican exclusivamente a sus intereses propios. Este es el tercer Pacto de Baleares y cada uno es peor que el anterior. Lo triste es que el PP lo haría todavía peor, dejando que se alquilara hasta el maletero del coche. Qué triste sino el nuestro, tener que elegir entre malísimos y peores.