Una aerolínea muy peculiar

Llevo un tiempo escribiendo de las inconsistencias de los discursos de los políticos y, la verdad, tengo necesidad de cambiar de tema. Pero la mina no se agota; no hay que investigar nada, no hay que acudir a Maduro ni a Kirchner, simplemente basta con encender la radio y quedarse estupefacto escuchando aquí, en España, afirmaciones que no serían admisibles ni en show de Mr. Bean. O sea que, pese a mi deseo, he vuelto a sucumbir.

Vean si esto no es maravilloso: varios políticos anuncian que en Fitur se entrevistaron con empresarios que tienen interés en crear compañías aéreas nuevas, con base, o al menos con una relación intensa, en las Baleares. Hasta ahí, todo normal, propio de una economía en la que siempre aparecen iniciativas dispuestas a disputar cuotas de la tarta de negocio disponible.

Pero el surrealismo viene cuando estos mismos políticos explican a la prensa que esas nuevas empresas aeronáuticas tienen mucho interés en volar a Baleares, especialmente en invierno. ¿Cómo podría explicarles yo lo que son los aeropuertos de Menorca e Ibiza en invierno? Iba a decir la Antártida, pero no, porque he leído que no hace tanto un barco con científicos estuvo varado unas semanas. No, quizás el desierto de Gobi podría ser una comparación más apropiada. El de Palma tiene días en que, sin ser un desierto total, se le aproxima. Pues bien, resulta que nuestros políticos han encontrado empresarios que quieren volar preferentemente en esos días de invierno.

Pero hay más: según explican nuestros preclaros gestores, estos empresarios pretenden volar a precios bajos. O sea que, incluso aunque el mercado permitiera cobrar más, ellos se negarían y sólo volarían a precios bajos. Ni hablar de oferta y demanda, sino tarifas fijas a un precio bajísimo, como si estuvieran pensando en los titulares de los periódicos y no en sus cuentas de resultados.

Comprenderán que tenga un interés alto en conocer este tipo de empresario, que quiere volar en invierno cuando no hay pasajeros, en lugar de hacerlo con sus aviones llenos, en los días del duro ferragosto, y que pretende cobrar precios bajos indiferente a lo que el cliente estaría dispuesto a pagar. Serían medio empresarios, medio almas caritativas que, además, sólo aparecen y se declaran cuando hay políticos en las cercanías.

Ahora sólo falta que estos empresarios tan extraños creen su aerolínea y se pongan a volar. Aunque, quizás, igual nunca aparecen.