Oigo con insistencia que España no ha sabido explicar en Europa cuán seguro es su producto turístico. Nos dicen que, evidentemente, hemos fallado en el mensaje, que no hemos sabido hacer llegar nuestra verdadera situación. En esta línea hay políticos y empresarios que siguen sosteniendo que somos un destino seguro y que el mundo se lo pierde porque no ha escuchado nuestra visión de la situación.
Yo discrepo. Es verdad que con los datos de mortalidad que estamos teniendo en España no se justifica la situación que tenemos de prácticamente cero turistas. Pero también es verdad que hoy no cuenta la mortalidad tanto como las infecciones. Y en ese sentido no deberíamos engañarnos: España es el país que se encuentra en peor situación en toda Europa. Hoy tenemos 230 casos por cien mil habitantes, que apenas se compara con los casi 100 de Francia o de Malta. El resto de Europa está en los 20 o 30 contagios cada cien mil habitantes, un abismo respecto de nosotros. Europa está recogiendo estos datos como media de las dos últimas semanas, de manera que no es cuestión de que un día haya un problema, sino una tónica subyacente.
Es posible abrir un debate sobre si estos casos son suficientes para considerar que el nuestro es un país peligroso, pero ese debate es absurdo cuando toda Europa y el mundo prefieren que su población no se contagie antes que tener que tratar sus efectos. ¿Somos un país seguro? Ya podemos tener todos los planes del mundo –hemos hecho varios, qué duda cabe– que han fracasado. Aquí, como en mil cuestiones de marketing, había un dato clave que era el número de contagios y en eso hemos fallado.
Tampoco se crean que ese fallo cayó del cielo, que es una condena que nos han mandado los dioses. No, esa expansión del virus, a partir del final de junio tiene que ver con la ausencia de gobiernos responsables y eficaces. Ni más, ni menos. No estamos sufriendo una crisis turística brutal porque sí, sino porque hemos terminado por renunciar a controlar el virus. Hoy nuestra única esperanza la hemos depositado en la vacuna. España ya no hace nada, se ha rendido y espera que llegue la solución definitiva. Y mientras tanto, a aguantar. Es lo que hay. No exactamente lo que llamaríamos “seguro”.
Se ha rendido este gobierno de bajo nivel político. Nunca ha habido un nivel tan bajo en un gobierno. Y si gobernara el PP ni te cuento, protestas diarias en la calle, que país tan sectario tenemos. Los medios sectarios, la no separación de poderes, en fin, tantas cosas. No sé si es por la falta de tradición democrática o por otro motivo, la política es el reflejo de la sociedad. Tal vez sea culpa de todos nosotros, del pueblo en general. Los que ni votan, la falta de cultura y conocimientos, los jóvenes románticos que piensan que podemos (comunistas/anarquistas/antisistema) es la solución. Incultura y falta de memoria.
Pues le recuerdo a usted la gestión del fascio redentor con el Prestige, que parece que se le ha olvidado. El cowboy del bigote se planteó bombardear el barco antes de que se hundiera. Fue todo un éxito, verdad?
CAM: 14% de la población y 34% de los casos; primero culpa del gobierno por no dejarles gestionarlo y ahora culpa del gobierno por dejar que lo gestionen ellos...
"Consejos vendo, que para mí no tengo"
Pues el mando único era más eficiente. Se ha pasado el testigo a las comunidades autónomas y se ha ido todo al carajo. Pero la cuestión es quejarse del gobierno. Muy imparcial todo, sí...
¿Y en qué datos se apoya su comentario?.
¿Recuerda Usted la incapacidad de las compras centralizadas?. ¿Las negativas del Gobierno Central a las peticiones de confinamiento que llegaban desde ciertas Autonomías?. Nadie estaba preparado y, seguramente, tampoco lo está hoy. Pero compare cifras actuales de Comunidades Autónomas y quizás unas lo están haciendo mejor que otras...
Sip. Eso hago precisamente, comparar. Mire la tasa de contagios en Madrid y luego me da lecciones. La derecha no ha hecho más que dar por c**o hasta el fin del estado de alarma, que por cierto han estado criticando todo el tiempo en plena pandemia, y ahora vienen las madres mías.