Alquiler para conducir el coche

Yo nunca alquilé un coche eléctrico. Pero tengo un amigo que se compró uno y lo devolvió cuando comprobó que no se trataba sólo de que el motor era diferente sino que el coche en realidad es un ordenador que decide por el conductor. Me explicaba que eso no es lo que buscaba. Esto tampoco es lo que quiero alquilar yo cuando busco un coche.

Yo apenas he alquilado coches medio listillos. Recuerdo uno que alquilé en Bilbao para ir a Pamplona y que, en la autopista, de noche, me amargó la vida: el coche regulaba las luces sin mi intervención; cuando veía otras luces de frente, bajaba las mías. Sólo que cuando nos cruzábamos con camiones a los que la barrera de protección le tapaba las luces, no las bajaba. Pero el conductor del camión sí resultaba deslumbrado. ¿Cómo le explica un humilde humano, no inteligente, a un ordenador que se las sabe todas, que ha de bajar las luces cuando yo digo, no cuando él quiera?

En realidad, yo alquilo un coche para conducirlo. Y un coche eléctrico se conduce sólo. Por lo tanto, lo lógico es que fuera gratis. O que el propio rent a car lo pague. Yo quiero conducir, no que me conduzca un coche atontado. Si quiero que me lleven, para eso Uber.

Hertz, que apostó por el coche eléctrico, ha vuelto atrás rápidamente diciendo que las reparaciones son muy caras. Y, añade, que tienen muchos más accidentes que los coches convencionales. Esto es un dato interesante, curioso.

¿Será que las máquinas no son tan inteligentes como ellas se pensaban? No tengo respuesta, pero sí sé que el corrector de mi móvil es absolutamente estúpido. A ver si también lo hizo Testa.