A finales de 2014, cualquier persona que tuviera pensado comprarle un billete de avión a Monarch, la aerolínea británica, debía pensárselo dos veces porque sus pérdidas no presagiaban nada bueno. A la familia Mantegazza, propietaria de la compañía durante 46 años, no le quedó más remedio que deshacerse de la empresa, para dejarla en manos de un consorcio especialista en reflotar empresas, Greybull Capital.
Monarch era una aerolínea histórica, que había operado inicialmente sólo vuelos charter y que, con la irrupción de las low cost, se fue reconvirtiendo de a poco en una compañía regular, aunque no había dejado del todo lo que era su negocio histórico. Había operado diversas rutas pero, sobre todo, diversas flotas, de las que hasta hace poco tenía diversos ejemplares. Opera desde siempre de aeropuertos del centro y sur de Gran Bretaña, siendo España uno de sus destinos preferidos.
Los nuevos operadores, apenas se hicieron con la compañía, tomaron varias decisiones difíciles: redujeron la flota de 42 a 34 aviones, con la consiguiente pérdida de plantilla; decidieron homogeneizar la flota comprando un único tipo de avión (B-737, del que no tenían ni una unidad y que aún no les ha sido entregado); cerraron los vuelos de media distancia regulares para centrarse en los cortos, europeos; iniciaron un plan para abandonar los vuelos charter que eran una tradición en la compañía y, finalmente, dejaron de operar en East Midlands Airport, para centrarse en las demás bases.
En un año, 2015, Monarch perdió el 17.6 por ciento de su oferta (al reducir flota y servicios) y perdió el 17.1 de los viajeros. Para este año, 2016, el 96 por ciento de sus pasajeros serán regulares. Y, lo más importante, en el primer año de nueva gestión, 2015, presentó fuertes beneficios. Un año y un cambio radical en el panorama. Como observan en las cifras, se redujo la oferta más que la demanda, de forma que el índice de ocupación aumentó y la compañía dejó de perder dinero.
Sin embargo, esto es sólo el principio de la recuperación de una empresa que tenía los días contados hace sólo dos años y que ya acabó 2015 con beneficios que, por lo que se apunta, serán superiores en 2016. Dato que debería mejorarse con la unificación de flota –a partir de 2018, en un avión de consumo muy bajo y operativa sencilla.
Esta es la historia probablemente récord de cómo reconvertir una aerolínea ruinosa en una línea aérea rentable. Seguramente, en breve estará a la venta, porque estas sociedades no tienen interés en mantener la inversión por mucho tiempo.
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