El presidente de los baristas de Ciudadela, en Menorca, había acudido al ayuntamiento
para escuchar las soluciones que el nuevo equipo de gobierno quería aplicar a los
follones que tenían lugar cada fiesta de San Joan, a finales de junio. La nueva mayoría
proponía cambiar el reglamento en vigor, el cual se negociaría con los empresarios. Tras
varias horas debatiendo si cerrar a la una o a la una y cuarto, si permitir siete u ocho
copas por persona y otras cuestiones de este tipo, el presidente de los baristas puso el
dedo en la llaga: dijo qué demonios importaban estas bobadas, que apenas supondrían
diferencia sobre el reglamento anterior; lo único importante, explicó, es que el
ayuntamiento fuera capaz de aplicar la norma, sea cual fuera; que vigilara su
cumplimiento, que sancionara a quien lo ignorara, etcétera. Como se imaginan, las
negociaciones continuaron, se aplicó un nuevo reglamento y, como nunca nadie controló
su cumplimiento, los follones se siguen repitiendo año tras año.
Porque a los españoles nos va escribir y publicar normas, pero no somos de vigilar el
cumplimiento. Con el coronavirus, llenamos números y números del boletín oficial, pero no hay ni un policía donde tiene que estar, los botellones se multiplican sin control, las
noches son un caos, pocos respetan lo escrito.
Así que al presidente de la Xunta de Galicia se le ocurrió una nueva idea publicable en el
boletín oficial, pero que nadie sabe si sirve para algo: prohibir fumar en la calle. Ningún
otro país en el mundo aplica esta medida, pero nosotros teníamos que innovar, ir por
delante. Y ahí nos ven, hoy se aplica en toda España. El comité científico del Gobierno lo
ratifica con el voto favorable de todos sus miembros inexistentes.
En algún país de Sudamérica, continente heredero de nuestras costumbres, han prohibido
la circulación de los coches según el número de matrícula. ¿Qué tiene que ver con el
Covid? No se sabe, pero había que hacer algo. En otro país, prohíben que unos días
salgan a la calle los varones y otros días las mujeres. Innovación adecuada para el boletín
oficial.
Desgraciadamente, la gestión de este virus exige seriedad, rigor, seguimiento de los
pacientes, control, constancia, horas de trabajo y, probablemente, bastante poco boletín
oficial. Justamente lo contrario de lo que nos va. Así, pues, ahí vamos, directamente a un
nuevo confinamiento que no será como el primero: este será absolutamente insoportable
para la economía y para la población. Nos enfrentamos a un problema muy serio, muy
grave.
Ayer, para empezar, tras habernos quedado sin los pocos turistas británicos que teníamos,
acabamos perdiendo los alemanes, salvo en Canarias, una vez que los dos países
desaconsejan el viaje a España. Un auténtico jarro de agua fría tras meses de trabajo, de
esfuerzos por parte de muchas empresas, pero no por parte de los poderes públicos.
Volvemos a estar como nunca habíamos pensado que estaríamos.
No es os parece que hay que empezar a poner el dedo en la llaga y decir la verdad de una vez? Mientras no se cambie totalmente a la fauna politica del pais en todos los partidos esto ira cada vez peor. Ni los personajes del "gobierno" ni los personajes de la "oposicion" son capaces de entender nada y menos aun de gestionarlo. Son simples marujillas sin neuronas porque el choriceo y la sumision al choriceo imponen si o si tener poquisimas.
No somos de vigilar el cumplimiento de las normas ni tampoco del cumplimiento de las mismas, así nos va.
Mira que llevo años sin fumar que ya ni apetece, pero desde que lo han prohibido en la calle me está dando ansiedad por somera jilipollez.
En los países vecinos del Norte no hace fala vigilar a la población, es lo que tiene ser medianamente civilizados, a nosotros todavía nos falta camino y de hecho vamos hacia atrás en ese aspecto.
aqui nadie confia en los que ponen las normas... todo lo contrario
asi que "obedecer" es una chorrada de cuidado
o se cambia al personajeo que pone las normas o no hay nada que hacer
sin excusas