La decisión del Gobierno holandés de limitar la aviación está llena de contradicciones. Sin embargo, es lógico que un día se empiece a poner orden en un crecimiento desmesurado, que amenaza al planeta.
Primero las contradicciones, que son muchas.
Cómo se puede limitar el volumen de aviones, cuando a las aerolíneas que han hecho grandes desembolsos no se les había anticipado ni consultado esta línea de actuación.
Cómo se puede decir que habrá tantos vuelos, sin discriminar si esos aviones consumen mucho o poco, desincentivando la eficiencia. Y, además, ignorando la reivindicación del sector, de introducir combustibles SAF, que son sostenibles (o al menos no empeoran la situación del planeta).
Cómo puede Holanda aplicar estas medidas aisladamente y que Alemania, país vecino, siga como si nada. Estas políticas, parece obvio, deberían como mínimo ser continentales.
Está, además, lo que ha decidido el tribunal de Noord Holland, que afirma que no se puede actuar así, sin consultas previas con los afectados (Los jueces anulan la reducción de vuelos en Ámsterdam).
Pero, además, es Holanda, uno de los países más agresivos con el medio ambiente, incluso teniendo en cuenta su reducido tamaño.
Las contradicciones son enormes pero, al mismo tiempo, hay presión para cambiar la situación del planeta. Es una presión muy general que difícilmente va a avanzar si no hay valentía. Aplicar cualquier medida ecologista será siempre controvertido pero habrá que empezar por algún lugar.
Sin embargo, para mí la peor acusación es que lo que ocurre en Holanda más que mostrarnos que Holanda está concienciada en la importancia del medio ambiente, nos muestra que el resto de Europa está poco preocupada y algo mucho peor, que el resto del mundo está a siglos luz.
Como ejemplo, el del anterior director general de KLM: era ecologista al frente de esta aerolínea, preocupado por cada detalle que afectara al entorno. Ahora es el máximo responsable de Air India, preocupado por duplicar o triplicar la flota en un año, usando alguno de los cien nuevos aeropuertos que la India empezará este mismo año.
Buen artículo.
Un pequeño pero es que Holanda es una parte de Países Bajos, que es la nación.
Deben resolver esas contradicciones para seguir siendo un país puntero en medios de transporte sostenibles. Como prueba de ello es que cuando van a crear nuevos barrios construyen primero los carriles bici y después las viviendas.
Netherlands es a New York, lo que Seville es a Saragossa.
A ver si ahora vamos a tener que decir Madrit porqué el paladar a algunos les impide pronunciar la “d”. El conocimiento cultural va siempre más allá del empirismo académico y trasciende a lo práctico en los usos populares, aunque no sean correctos.
interesante articulo, gracias
Tal vez si KLM fuera de propiedad holandesa o propiedad país bajera, como ustedes prefieran, en lugar de francesa, no tendrían tanto problema con las aerolíneas. De hecho parece que no lo tienen con los petroleros ni los diamantes.
Estoy de acuerdo en que es importante que Holanda, como país líder en medios de transporte sostenibles, resuelva las contradicciones y continúe innovando en este campo. Es interesante saber que cuando se crean nuevos barrios, se construyen primero los carriles bici antes que las viviendas, lo que demuestra su compromiso con la movilidad sostenible. http://www.agenciaamazon360.com
También es cierto que Holanda es una parte de los Países Bajos, y es importante tener en cuenta estos detalles para evitar confusiones. En general, el artículo parece ser informativo y útil para aquellos que están interesados en la movilidad sostenible y en cómo los países pueden fomentarla.
Todas las medidas ecologistas plantean y plantearán contradicciones con el sistema económico al que tienen que hacer frente, es lógico. El sistema está montado como si los recursos fuesen infinitos y la contaminación una simple externalidad, o sea, como si pudiéramos enterrar la basura debajo de la alfombra para siempre mientras crecemos, consumimos y ensuciamos sin límite. Pero esa época ya acabó y ahora toca empezar a recortar afrontando todas las reticencias que pondrán los que les toque el pato.