No es fácil entender el mundo Internet, especialmente los comportamientos humanos que se suscitan una vez se está en la red. Están muy estudiados, aunque ese conocimiento, profundamente complejo, no está difundido. O no está popularizado.
¿Saben ustedes qué se siente al volante de un coche, especialmente de un buen coche, cuando se acelera y aquello se dispara? Es una sensación de poder que hace creer a nuestro subconsciente que volamos, que nos comemos el mundo. Es una íntima idea de libertad, de superioridad sobre el medio.
Algo así pasa en Internet: nos pensamos que somos la voz de la conciencia del mundo, que los demás son idiotas, que son inferiores. Miramos nuestras ideas y pensamos “alguien al fin se atreve a decirlo”. En una de cada dos aportaciones en las redes hay insultos porque todo el mundo siente ser el dueño de la verdad y que su verdad se puede leer hasta en el Tibet. Y lo merece.
Sin embargo, ni esta sensación de este poder ni los insultos, por abundantes que sean, califican para evitar las estupideces. Hace unos días escribí un artículo pidiendo silencio ante lo que se ignora. Como era lógico, ahí siguen apareciendo quienes hablan de los aviones como si fueran expertos, como si entendieran algo. La ingeniería aeronáutica al nivel de la táctica del fútbol.
Fueron particularmente lamentables las bobadas que se dijeron sobre el avión de Qantas que tenía una especie de cinta aislante en un ala o, igual de pobre, lo que se ha venido aportando sobre el 737, el avión más vendido de la historia, cuyos índices de siniestralidad son absolutamente marginales, exceptuado el modelo Max, antes de la recertificación.
Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero es muy oportuno callar ante lo desconocido, ante lo que uno se hace una idea pero no ha podido comprobar nada.
Yo he ejercido el periodismo durante décadas y he aprendido unas pocas cosas realmente dignas de no ser inolvidadas: una de ellas es que nunca una versión de los hechos dice toda la verdad. Frecuentemente, la versión contraria, incluso cuando todo parece claro, aporta matices que como mínimo provocan una duda. En esto de las aerolíneas, del turismo, del transporte, siempre es bueno escuchar y, si acaso, cuando se tengan todos los datos, opinar. Pero en algunas de estas áreas, les aconsejo esperar mucho: tener todos los datos significa estudiar años, estar al tanto de operativas complejas, de manera que siempre es preferible un silencio a una estupidez.
Por favor, si no entienden, callen. No nos demuestren gratuitamente cuán ignorantes podemos llegar a ser.
En la vida a menudo se olvida que existe el color gris... practicamente en todo.
De eso se queja amargamente el señor Reverte. Nadie tiene la verdad absoluta. Diserta sobre "la estupidez humana".