Un servidor, como probablemente la mayoría de ustedes, vive de una nómina que no le permite codearse con las élites financieras del país. Goiri o Ana Patricia son nombres que me suenan del ‘Expansión’, pero no del restaurante de menú al que voy casi a diario. No lo lamento, por supuesto. Sin embargo, estos días, al leer el Informe del Tribunal de Auditores de la Unión Europea sobre lo acontecido con las cancelaciones masivas de billetes de avión como consecuencia de la pandemia, me sentí banquero. De hecho, los propios auditores lo afirman: las aerolíneas europeas, que debido a la epidemia se quedaron súbitamente sin ingresos, utilizaron a los clientes como si fueran bancos, para financiarse.
Oigan, ser banquero por un día, financiar a las grandes como Lufthansa o IAG, es un privilegio del que uno no disfruta con frecuencia. Magnífico para mi ego. Me siento alguien.
Sólo que hay algunos problemas. Primero, que yo no dí mi consentimiento para ello. Es un privilegio pero también los privilegios los quiero escoger yo. Segundo, que no me han pagado una tasa de interés, como sí les habría exigido la banca convencional. Tercero, que más que un préstamo, se trató de una apropiación indebida, porque a mí nadie me consultó. Cuarto, que lejos de devolverme el dinero cuando lo reclamé, me mintieron y me ofrecieron unos bonos que caducan y que no garantizan nada. Y quinto, sobre todo esto, que mi gobierno, el de mi país, pese a todo el ordenamiento legal en vigor, no me amparó. Ni siquiera teniendo como ministro a un hombre tan sensible con los pobres como Alberto Garzón.
Hace daño leer el informe y comprobar lo que ya sabíamos, que la ley no ha existido. Y que sigue sin cumplirse incluso hoy. Que los estados se pusieron de perfil. Y que los ciudadanos, los asalariados, tuvimos que hacer de banqueros.
Lo menos que deberían hacer ahora las compañías aéreas y los gobiernos que las han protegido es comprar una flota de coches grandes, oscuros, con cristales tintados y chóferes, y pasear a los clientes como si realmente fuéramos banqueros. Al menos, eso sería coherente con la función a la que nos vimos obligados. Lo estoy esperando.
Seguro que se han "ocupado" primos y hermanos GENETICOS DE LA PERSONAJE-OLIVER!