Fiasco alemán

Pese a la impresionante cualificación a la que han llegado hoy en día las empresas de construcción, la consecución en tiempo y en orden de los grandes proyectos sigue siendo una lotería que puede conducirnos a la ruina. No es un problema que sólo afecte a los más desorganizados sino que incluso quienes presumen de gestión profesional, meten la pata. Y a veces hasta parece que no saben cómo sacarla.

Mientras las Olimpiadas de Londres han sido un ejemplo de gestión, en plazo y dentro del presupuesto fijado, el aeropuerto de Brandenburgo, en Berlín, amenaza con convertirse en un espectáculo impropio de un país como Alemania. Como se recordará, desde hace varios años Alemania está construyendo un aeropuerto nuevo al sureste de su capital, para reemplazar al desbordado Tegel y a Schonefeld, una pista en estado bastante lamentable desde las que operan las líneas low cost.

La conclusión es que el traslado a Brandenburgo se ha tenido que retrasar varias veces por la incapacidad de los proveedores de ofrecer un resultado aceptable en el nuevo aeropuerto. Toda una vergüenza para Alemania y toda una tragedia para las compañías aéreas que están operando en Tegel.

Concretamente, Air Berlín es una de las compañías más afectadas. Sus cuentas, que no estaban muy limpias, acusan ahora el golpe de un nuevo retraso que le obliga a seguir en estado de precariedad en Tegel, sin poder unificar sus operaciones en un área nueva, como tenía previsto.

La historia de Air Berlín es grave para España, dado que esta compañía mantiene una densa red de operaciones regionales con nuestro país, en donde es la sexta operadora. Más serio aún es el caso de Mallorca, donde tiene un hub, el único que realmente opera como tal en este país y que puede verse afectado el próximo invierno si la compañía, que este año redujo sus operaciones un 7 por ciento, debiera apretarse más el cinturón.