Cuando un político no tiene nada que hacer, cambia el logo de la institución que preside, o el nombre, o las dos cosas, o redefine todo para que todo siga igual. Como no tiene otra cosa que hacer, se entretiene con esto.
Es lo que acaba de hacer la antigua Organización Mundial del Turismo, que desde ahora se pasa a llamar UN Tourism o ONU Turismo, en castellano. O sea un entretenimiento. Por supuesto, una gran empresa, muy profesional, ha cambiado la identidad, acompañando la historia con una explicación que se refiere a que ese logo que ven es sensible con el medio ambiente, con la diversidad, con la justicia, etcétera, etcétera.
Según lo que se explica, este logo sí se alinea perfectamente con la misión y los objetivos de la Organización del Turismo. El rollo es magnífico: dice que esto tiene que ver con el papel benevolente de la organización, el concepto de unir al mundo y la esencia de una aproximación proactiva.
Vean qué maravilla de verso vacío, que por supuesto nadie en la OMT tiene en consideración. Aquí lo único que cuenta de verdad es mantener los privilegios pagados por todos en una organización, otra, que no sirve para nada más que para marear, viajar, hacer como que hace y construir una burocracia más.
La nueva identidad, dicen, y es genial, es más accesible, y es universalmente comprensible. La nueva marca ha tenido el apoyo unánime de los miembros, lo que ayudará a la organización a crecer.
En fin, nada que deba sorprendernos.
Ya tenemos una agencia más de la ONU para destruir un sector económico, que ha sacado del hambre a millones de personas, en aras de" el medio ambiente", "la descarbonización", " del cambio climático" etc, etc. La zorra en el gallinero. Of Course, lleno de funcivagos millonarios y asesores ídem de ídem.