Dicen los hoteleros que están en contra de la ecotasa que pretende aplicar el Gobierno de Baleares. Dicen los touroperadores que se suman a la oposición. Estos días, también las agencias de viajes han sido capaces de posicionarse, naturalmente en contra. Sin embargo, no sé por qué, pero tengo la impresión de que todo se está diciendo con 'la boca pequeña', sin convicción, sin fuerza persuasiva, sin argumentos, como por obligación.
Desde mi punto de vista, es como si el anterior debate que tuvo lugar ahora hace algo más de diez años, hubiera consumido la capacidad argumental de las dos partes. Por un lado, el Gobierno de izquierdas apenas ofrece razones para defender este impuesto, salvo que se tiene que hacer; por otro, todo el rechazo hotelero me parece más una pose que una convicción, En todo caso, la respuesta que se está dando ahora dista un abismo a la que se diera en su momento, usando todo el poder disponible para oponerse virulentamente a aquel impuesto.
Tengo la sensación de que esta ecotasa está descontada, que su introducción se ve como inevitable desde el mismo momento en que el Partido Popular perdió las elecciones autonómicas por goleada. Creo que en estos momentos sólo se aspira a que el impacto esté controlado, que la dimensión de la tasa sea asumible, que haya un poco de sentido común en su implementación.
A mi entender, tampoco el Gobierno de izquierdas tiene la arrogancia de hace una década y está dando los pasos con suma cautela. El presidente de entonces creyó en su momento que la oposición hotelera de aquella época le provocó la caída del gobierno, con lo que probablemente la prudencia de hoy tenga raíces en esta opinión. Hoy la izquierda parece comprender que, si hacia el final del mandato, con el nuevo impuesto, el número de turistas descendiera y hubiera problemas económicos, la ecotasa habría sido su sentencia. Lo cual será así incluso aunque el motivo del descenso del turismo no tuviera relación con esta medida fiscal. En política, nadie va con matices y sutilezas.
En todo caso, por mucho que todo vaya bien, no es misión sencilla estructurar este impuesto para que su cobro sea viable, que todos los sujetos pasivos teóricos terminen pagando y que el coste de esta operación no sea mayor que el importe de lo recaudado. Habrá que esperar bastante hasta ver por dónde van los tiros.
A mí, en todo caso, me da la impresión de que es mucho más serio el impacto de la liberalización de la oferta de pisos turísticos –de hecho o de derecho– que la ecotasa. Al tiempo.
Todo este tema de la tasa es absurdo, pues los opositores lo hacen por cuestiones ideológicas y no profesionales y así no se va a ningún sitio. Si se gestiona bien sera muy positiva para Baleares y no restara turismo como dicen algunos pues existe en un montón de piases y su turismo no ha mermado.