Un artículo reciente en el diario ‘La Razón’ alertó sobre una maniobra para que la Organización Mundial del Turismo abandone España por Arabia Saudita. Según Germán Porras, autor de este aviso, la OMT podría estar descontenta con la inacción del Gobierno en relación a su nueva sede madrileña, para la que se barajaba el antiguo palacio de Congresos de la capital, desde hace una década sin uso.
Desde un punto de vista de eficacia y seriedad, por principios éticos, cuanto más lejos esté la Organización Mundial del Turismo, mejor. Y no lo digo sólo para que Isabel Oliver tenga que ir a trabajar lejos, ya que no prácticamente nunca acude, sino porque la OMT es una entidad putrefacta, inservible, inútil y con toda la corrupción que se corresponde con una institución como las Naciones Unidas, carente de controles. De sus reuniones no sale nada más que facturas que pagan a escote los países miembros.
Sin embargo, el mundo es como es y, por mucho que no nos guste, la OMT no tiene rivales ni alternativas y, aunque putrefacta, es lo único a nivel global que unifica al turismo. A España le conviene y le interesa que tenga su sede en Madrid: debería ser más fácil influir –al menos nos permite arreglar lo de alguno de nuestros despedidos, para salvarles la cara–, permite que nuestras urgencias se oigan mejor, etcétera. Vamos, que en sí es una aportación.
Observen un detalle de la OMT: se instala en Madrid en los años del franquismo. Cierto que entonces España era un país con muchos problemas que aspiraba a ser democrático y aquello podría ser visto como una apuesta por un país que tenía turismo y que merecía algún tipo de empuje internacional. Digo que observemos el detalle de cuándo la OMT se instala en Madrid, y que ahora estudia irse a un país como Arabia Saudita, del que poco se puede hablar en relación a sus posturas políticas.
La OMT, de dictadura en dictadura, pregonando el bien universal. Sin embargo, deberíamos hacer algo para demostrar que tenemos un servicio diplomático, una política turística, y evitar que perdamos la única institución de nivel internacional que tiene su sede en nuestro país. Su salida de España sería considerada como un fracaso y su culpable sería el gobierno. ¿O la oposición?
la oposición.....que tanto te gusta, por cierto.