Marketing o mentira pura

La Comisión de los Mercados y la Competencia ha abierto un expediente investigador contra Easyjet por supuesto engaño en su publicidad en la que se comprometía a cumplir unos horizontes de emisiones de CO2 que se consideran irreales.

Inicialmente, en 2018, la compañía naranja dijo en unos anuncios que operaría aviones totalmente eléctricos al final de la década de los veinte, o sea esta. Como esto no es nada verosímil, la compañía cambió su mensaje retrasando diez años su pretensión. Ahora una comisión estudia si este anuncio pudo vulnerar el principio de información verdadera exigido en la publicidad.

En realidad, lo que le ocurre a Easyjet y al resto del mercado es parte de la locura comercial para no perder al cliente sensible. El viajero, hoy más que nunca, quiere tener la conciencia tranquila, por lo que elige compañías que le digan que son sensibles con el medio ambiente. En sí, viajar es contaminante. Siempre. Por principio. Se puede hacer de forma menos agresiva o más agresiva, pero viajar supone un tremendo impacto ambiental por sistema. 

Todas las aerolíneas, los aeropuertos y hasta los fabricantes de salchichas se han lanzado a una carrera loca por la sostenibilidad. Por un lado, es positivo porque demuestra sensibilidad con este tema pero, por otro, da pie a las mentiras, las manipulaciones y los engaños. Empezando por los gobiernos y acabando por el supermercado de la esquina –el que nos vende todo envuelto en plástico pero dentro de una bolsa de papel– estamos siendo sometidos a un engaño masivo que nos va a terminar por convencer de que contaminar es ecológico.