“La facturación es vanidad, los beneficios son salud, la caja es realidad”. En inglés existe una expresión que se puede traducir más o menos con estas palabras y que nos puede permitir ver cierta luz respecto de la operación que acaba de concluir entre Barceló y Orizonia: tener mucha facturación no necesariamente es un dato positivo, aunque sí alimenta la vanidad de la propiedad; tener beneficios, en cambio, es el elemento central, que indica cómo está la compañía. Y tener flujo de caja, hoy más que nunca, es realidad pura y dura.
La operación por la cual el grupo Barceló compra Orizonia, con 5.000 trabajadores, convirtiéndose en el primero de España, con una facturación anual de 4.000 millones de euros es buena, pero no tanto porque se fusionen dos redes de agencias de viajes, sino porque un grupo hotelero turístico e internacional adquiere una organización capaz de crear viajeros para su alojamiento presente y futuro.
En el mundo del turismo, sobre todo del turismo emisor, la facturación es un espejismo que casi no llega ni a alimentar la vanidad. Pasa mucho dinero por las cajas, pero los márgenes son tan bajos que se esfuma casi con igual velocidad. En realidad lo que cuenta es para qué se quieren estas facturaciones descomunales o, lo que es lo mismo, qué beneficios se logran.
La operación de Barceló no es comparable con otras habidas en el mercado. No es la suma de más y más agencias de viajes, aunque tiene un componente en este sentido. En realidad, lo que sí es es la combinación de un grupo fundamentalmente hotelero con un grupo emisor de de turistas. Barceló son hoteles más algunas agencias y Orizonia son agencias y touroperadores más algunos hoteles. O sea, un modelo muy sinérgico que debería hacer que una parte de la organización alimente a la otra, generando un círculo provechoso. Un círculo por el que no sólo discurre el dinero (vanidad) en efectivo (realidad), sino que se quedan los beneficios (salud), especialmente en los hoteles.
La operación es perfecta también para acelerar la expansión del negocio de management de Barceló Hotels: ahora la cadena dispondrá de una máquina generadora de clientes, capaz de nutrir en buena medida sus establecimientos pero también aquellos que pueda captar en gestión. Si hasta ahora les ofrecía un buen modelo de marketing y sobre todo de operación, ahora les podrá inyectar clientes, gracia a su nueva base comercial. Precisamente de lo que adolecen sus competidores.
Bueno el comentario, pero te falta indicar Orbest (el transporte), que es fundamental para cerrar el ciclo sinérgico. Enhorabuena por el artículo.
La operación Barceló-Orizonia da facturación y poco más, ni ‘salud’ ni ‘realidad’. Barceló era puramente hotelera con poco mas de 140 hoteles, mientras que Orizonia era más canal/distribución (agencia viajes, tour operación mas flota de aviones para llevar al cliente a los hoteles). Ni Barceló mejora su planta hotelera, ya que hay duplicidades con los hoteles de Orizonia, ni aumentará sus ingresos por vía ‘canal’ de Orizonia, ya que los clientes de Barceló (puramente orientada al sol y playa) son en su mayoría anglosajones y alemanes, por el contrario Orizonia se focaliza en el cliente nacional que viaja y gasta menos por la crisis. Las dos grandes empresas de distribución turística europeas, que sí son fuertes en captar los turistas que dejan dinero al sol y playa español, son Thomas Cook y Tui Viajes. Riu Hoteles lo entendió perfectamente y tomo participación en Tui. Barceló lo entendió incluso antes que Riu Hoteles y tomo participación en Fist Choice, vendiéndola al poco tiempo con criterio cortoplacista. Los tour operadores o agencias de viaje son meros intermediarios o comisionistas con poco valor añadido desde el advenimiento de internet. Las grandes cadenas hoteleras como Marriott o IHG, por citar dos de un club muy selecto, han crecido y están creciendo a pasos agigantados. Cada año estas empresas abren tantos hoteles como los que actualmente Meliá Internacional o NH tienen en su porfolio (ver 400 hoteles). Este ritmo de aperturas les da presencia internacional ayudado por un ‘business model’ basado en la franquicia y unos sistemas de distribución que hoy en día nada envidian a los que usan Thomas Cook o la propia Tui. Esto está haciendo que las cadenas con presencia global tengan menos dependencia de la intermediación y esta expulsando a las pequeñas que no pueden competir. La operación Orizonia podría haber sido interesante para Barceló si aquella tuviera presencia en Canadá, Rusia, Reino Unido o Alemania, ya que estos mercados son de los que se alimentan sus hoteles del Caribe y España. Pero Orizonia pinta tanto en estos mercados como Barceló pinta en terceros países que no sean España.