Los políticos de Baleares están representando el papel de personas ultrajadas por la baja categoría del turismo en ciertas zonas de las Islas. En su actuación, nos pretenden persuadir de que nunca se imaginaron que pudiera haber gente que viene a Baleares a emborracharse. O que haya otros que se dediquen al engaño y la estafa. Por eso, cada día salen a los medios a anunciar su voluntad de hierro de acabar con los desastres, mostrando su indignación y sorpresa.
Como se imaginan, entre los despachos y la calle hay un mundo de distancia. Nunca ocurrió ni ocurrirá nada real porque los intereses que hay detrás de todo este mundo son proporcionalmente inversos a la capacidad de actuación que tienen las administraciones públicas. Para dar un simple dato que afecta a los dos municipios más importantes de Mallorca: los jefes y una parte sustancial de la cúpula de las policías locales están en la cárcel por corrupción vinculada a las actividades de ocio de los turistas. O sea que ya se imaginan qué capacidad de acción que tenemos.
Un ejemplo de la impotencia: hace más de treinta años que en la Playa de Palma, el lugar turístico de más importancia de Baleares, se amontonan los trileros. A día de hoy las administraciones siguen diciendo que luchan contra ellos. Incluso los llevan a juicio, los acusan, no hay manera. Ni siquiera son capaces de erradicar algo tan simple como el trile. Nos resultaría más económico repartir un folleto a pie de avión para que los turistas no 'piquen', pero no somos capaces ni de eso.
No les digo qué ocurre con el turismo de borrachera. En los casos más extremos los turistas ya bajan del avión sin ser capaces de mantener la vertical y se marchan, días después, sin haber visto una cama de hotel que, a veces, ni siquiera contratan.
Eso sí, nuestros políticos acaban de enterarse y están horrorizados. Muéranse de risa.
el tema de los trileros y los manteros depende de leyes que salen del gobierno central, mientras no se cambien alli no hay nada que hacer, la risa la tienen en madrid jajajajajajaja