“Ojalá que no venga” el turista de borrachera

Cada pocos meses, algún político mallorquín convoca una reunión para prohibir el turismo de borrachera. Lo llevan haciendo desde mediados de los ochenta. Con el tiempo, estos encuentros han tenido algunas variaciones: ahora denominan a las mismas reuniones “cumbres”, porque a veces asiste algún ministro, un presidente de otra autonomía, algún turoperador despistado. Y suena mejor.

Los periodistas acudimos como corderitos, recogemos algunos titulares sabedores de que todo es puro teatro, y todos contentos. 

Al día siguiente, todo sigue igual.

Cuando hace dos años circuló un vídeo 'guarro' de lo que ocurría por las noches en Magalluf, se descubrió que hacía tres años que nadie inspeccionaba los locales del turismo de borrachera. Porque, en definitiva, los empleados de la consejería de Turismo no tienen el mal gusto de pasar sus noches de verano en Magalluf. De manera que se enteran por la prensa de lo que ocurre. Y los lunes por la mañana dan ruedas de prensa expresando su “más contundente repulsa”.

Ahora, el consejero de Turismo de turno, que el pobre hombre no es más incompetente ni más atolondrado que los demás, tras ver cómo los borrachines ingleses o alemanes pasan de todas las normas contra el Covid 19, declara igual de contundente que siempre que “no nos gusta el turismo de borrachera”, tal como han dicho todos y cada uno de sus antecesores en el cargo; igual que han legislado todos y cada uno de sus colegas. Les encanta escribir sobre un papel que el turismo de borrachera es un desastre.

Los turistas británicos y alemanes que vienen a Mallorca saben que aquí no hay ley. Porque no hay controles, no hay sanciones, no hay normas. O sí, pero sólo sobre el papel. Nadie vigila su cumplimiento, porque nos da una pereza terrible.

Como ya esto de quejarse está agotado, parece que puede que cierren la calle afectada, cosa que si llegara a suceder, será inevitablemente paralizado por la Justicia porque no se puede cerrar una calle o una zona así como así. Habrá que justificarlo, documentarlo, atribuir responsabilidades y determinar incumplimientos, lo cual lleva tanto trabajo y da tanta pereza con este calor, que ya deberá quedar para el año que viene, que nuestras autoridades no están para estos esfuerzos. 

De manera que Iago Negueruela ha vuelto a decir lo mismo de siempre: "No queremos este tipo de turistas. Que no vengan". A continuación se encerró en la capilla para rezar y ver si la Divina Providencia hace algo, que a ellos esto de poner en marcha lo que dicen les da mucha, muchísima pereza.