No puedo resistirlo. No es que sea nada importante, pero desde mi punto de vista, merece un reconocimiento, un aplauso, una medalla, un homenaje. No debemos ignorar esta aportación al historial de las tonterías que un humano puede llegar a pensar. Y a ejecutar, que esa es nuestra diferencia.
Alguien, que injustamente permanece en el anonimato, ha tenido la genial idea de pintar el aparcamiento de los coches en la zona de salidas del aeropuerto de Mallorca, en batería. Esperen, no se precipiten porque eso no es digno de tal celebración. Aparcar en batería es normal en muchos lugares. Lo genial es que el aparcamiento en batería está dispuesto al revés de lo habitual. Un aparcamiento en batería normalmente se hace metiendo el morro del coche en el sentido de la circulación y saliendo marcha atrás. No, nuestro genio ha concebido que se haga al revés: hay que aparcar en batería de culo, para después salir de cara.
Obviamente, esto no ocurre en ningún lugar del mundo. Tal vez haya algún manicomio de Siberia que haya hecho algo así, como entrenamiento para pirados, pero no en el mundo civilizado. No en un lugar normal. Pero aquí a alguien se le ocurrió esa genial idea y después buscó argumentos: que si los mallorquines conducen como el culo, que si hay que comprobar cómo van los retrovisores, que en caso de salir corriendo es más fácil, que sé yo que otra chorrada se le pudo ocurrir.
El resultado es que la mitad de los conductores aparca como siempre porque no pueden concebir que a alguien se le haya ocurrido tamaña tontería, porque piensan que ha sido culpa del pintor. Y la otra mitad hace el ridículo de aparcar de forma imposible. O sea que ahora el aparcamiento es un serrucho: unos en un sentido y otros en otro.
España es diferente, desde luego. Por permitir que las tonterías se conviertan en realidad.