Un respiro saludable

Una parte del sector turístico, el del turismo receptivo y vacacional, parece que va a registrar un verano que puede estar entre los mejores de la historia reciente y, sobre todo, va a ser una absoluta excepción en un país en el que no hay una noticia positiva desde hace ya unos cuantos años.

No será un respiro para todo el turismo porque, al mismo tiempo, los negocios vinculados con el turismo emisor están pasando un pésimo momento, en muchos casos agotando ya las reservas más recónditas de recursos y, según muchos, a las puertas de sucumbir. O sea, la cara y la cruz al mismo tiempo, en el mismo sector, en el mismo país. Incluso en el turismo receptivo, no le está yendo tan bien a todos: los que dependen más del mercado español son menos optimistas sobre el balance que podrán pasar al llegar el otoño.

En este contexto, debemos destacar que este verano se habrá convertido en un respiro valiosísimo al menos para la hostelería y especialmente para la hostelería vacacional. España es una potencia mundial en hostelería vacacional, con dos tipos de empresas: las muy grandes, que tienen diversificado su negocio en varios mercados y la pequeña, que sólo está en España, que es abundantísima y que dependía de este verano para mantenerse operativa, para sobrevivir.

En los dos casos, las noticias son positivas. Las grandes cadenas, que por supuesto tienen problemas porque el clima es negativo en todos los niveles, pero que iban compensando el hundimiento español con la mayor resistencia de otros mercados, han recibido una inyección que les permitirá avanzar muchos más tramos en esta travesía de la crisis. En algunos casos supone una revalorización de la cotización y en otros un excelente empujón.

Pero donde más efectos tendrá este excelente año turístico será en los miles de pequeños establecimientos turísticos (no solo hoteleros) que se extienden por la costa española y que habrán podido acumular energías para llegar al próximo verano. Estas pequeñas empresas tienen problemas para financiarse, necesitan abordar mejorar en sus productos y este verano es un buen motivo para mantenerse en el mercado. Lo contrario podría haber supuesto un desastre en un país que no tiene noticias positivas ni en el sector público, ni en casi ninguna actividad privada, con contadas excepciones.

Nuevamente, como ya ha sucedido mil veces en el pasado, sólo el turismo, por su propia naturaleza de exportador, de dependiente de mercados diferentes al propio, es capaz de aportar al país recursos para su supervivencia, imprescindible en momentos tan difíciles como los actuales; nuevamente el turismo aporta miles de puestos de trabajo, una inyección de dinero que no bastará para engrasar una maquinaria productiva totalmente bloqueada, pero que es una de las pocas actividades que presenta saldos positivos. Esperemos que ahora sí el Gobierno, la clase política, comprenda que el 10 por ciento de la economía, la única que crea empleo, la única que funciona, merece depender de algo más que una secretaría general.