La primera cadena hotelera de Europa, la francesa Accor (la propietaria de las marcas Sofitel, Mercure e Ibis, entre otras) ha decidido subirse al carro del alquiler de apartamentos turísticos, al comprar una compañía de pequeñas dimensiones que se dedica a este negocio, en competencia con Airbnb. La intención de los franceses es evidente: Accor, que ya empieza a notar que el alquiler vacacional le afecta de lleno, se lanza también al negocio del que hasta ayer era su competidor. Lo conocido: si no puedes con tu enemigo, únete a él.
Este paso de la multinacional francesa es extremadamente significativo porque no se trata de una cadena hotelera menor, sino del líder. Cuando el líder actúa así, debemos pararnos a pensar. Accor es una cadena que tiene una fortísima presencia en el mercado del alojamiento urbano. De hecho, su producto Ibis es eso: hoteles urbanos a precios asequibles; Mercure es lo mismo, pero con un poco de más calidad y, Sofitel, también lo mismo, pero con lujo. El producto al que los apartamentos turísticos roban clientes. Hoy, el cliente de Ibis y Mercure están en la línea de fuego de los apartamentos turísticos. Por lo tanto, podemos hacernos a la idea de por qué Accor reacciona como reacciona.
¿Y en España? En España, nadie habla, nadie se mueve, nadie parece enterarse. Por supuesto, alguno ya debe de estar viendo caídas inexplicables en sus resultados, pero aún no ha tomado decisiones. Cierto que venimos de una crisis profunda y el pequeño repunte de la demanda disimula la guerra latente, pero si yo fuera NH, la gran cadena española de hoteles urbanos, estaría absolutamente preocupado. En las ciudades, donde esta cadena tiene su fuerte, hay infinidad de oferta de este tipo, compitiendo exactamente con el mismo producto, pero a precios y servicios normalmente superiores. Lo mismo le pasa a Tryp, la submarca de Sol Melià.
El panorama es diferente en el caso de los hoteles vacacionales. Parece que tendrán menos sufrimiento, al menos en parte de su mercado. En España hay mucho apartamento también en las zonas turísticas, aunque es dudoso que puedan ofrecer un producto comparable a la hostelería tradicional, en las cantidades que normalmente manejamos en nuestro país. Sin embargo, en zonas que son las minas de oro de nuestro turismo, como es el Caribe, no hay riesgo. Al menos de momento. ¿Quién se atreve a buscar en Dominicana o en Cancún un apartamento comparable con el producto vacacional? Ni siquiera Cuba dispone de una oferta aceptable.
Todo esto es tan nuevo que cuesta darse cuenta de las dimensiones del desafío, pero la realidad es así. En Europa esta competencia está haciendo daño de verdad. Y por eso hay reacciones urgentes, como las de Accor. ¿Y los demás?
Vaya a buscar una casa vacacional por ejem en en la isla de Puerto Rico, pésimo y caro. Si hubiera algo aceptable a precios desorbitados. Que no lo vale
Siempre saltan las alarmas para aquellos que no tienen un plan de negocio bien consolidados, porque siempre han existido el alquiler de apartamentos o bungalow. Y para aquellos se debilitan o temen a unas alarmas de Negocios externos, es obvio que sus empresas comienzan a flaquear. En ningún momento debe existir el llamado enemigo, lo que se debe aplicar son precios asequibles para todo tipo de cliente y por ello , no implica que la calidad de servicio deba bajar.