Linterna en mano en busca de líder

Francis Fukuyama en su famoso libro “El fin de la Historia” sostiene a la japonesa que los cambios producidos en el mundo se deben siempre a una o varias personas que tienen el toque vital de ver más allá de sus anteojos.

¿Qué es un líder? Básicamente, aquel o aquella a la que siguen las masas o un colectividad concreta bien sea por su “auctóritas”, en ocasiones por su “potestas” y lo óptimo sería que se conjugasen ambas cosas a la vez.

Llevo tiempo preguntando a los actores del sector turístico español dónde encontrar ese mirlo blanco que al margen de sus legítimos intereses personales sea capaz de aprehender de forma global el futuro de ese 12 por ciento del PIB. Voy, como Diógenes, tea en mano buscando por todas las orillas y aún por algunos rincones. No es tarea fácil.

Unos se caen por egoísmo; otros por falta de “punch”, otros porque sencillamente están más cómodos en-sofa- tados contando sus denarios que ¡ojo! no vayan a tener que repartirse. Pero que se necesita más que el comer poner cara, ojos y cerebro a una persona que se ponga al frente de las reivindicaciones y sea capaz de transmitir al conjunto de la sociedad española lo que hacen y persiguen es algo que ni los más estultos ni los más descreídos ponen en cuestión.

A PROPÓSITO DE JH

El debate podría y debería relanzarse cuando toda una generación de empresarios excepcionales esta ya para sopitas y buen vino; a pocos se les reconoce; a otros, ná de ná. Es la vida y la propia historia de nuestro país.

La semana pasada con la llegada al puente de mando de Javier Hidalgo en sustitución de su padre en una decisión personalísima del “patrón” de Villanueva del Conde (Salamanca) se volvieron a disparar las alarmas respecto a la necesidad de idear un hombre o una mujer que pueda ponerse al frente del gran pelotón. Un hombre o una mujer que tenga el consenso básico de los más decisivos; esto es, al parecer, lo que dificulta que algunos de los nombres más señeros de la cosa, que siempre pasa por Mallorca, puedan optar a ese liderazgo aunque, en efecto, tengan otras prestaciones en cuestión de relaciones al más alto nivel nacional e internacional. Convendrán conmigo que no se puede levantar una casa común cuando las piedras angulares de las esquinas se producen urticaria.

EL CASO DE ESCARRER JR.

Me apuntan un nombre. Gabriel Escarrer Jaume, vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels International, esto es, el hijo del gran Gabriel Escarrer. En el haber de Junior podría tabularse el hecho de haber consolidado su liderazgo empresarial en el Turismo en general en nuestro país como de la hotelería vacacional a nivel mundial. Estas cosas se escriben más fácilmente que se llevan a la práctica.

En sus años como primer ejecutivo de la cadena Meliá, subrayan, ha conseguido reposicionar marcas, activos y hasta destinos, justamente cuando se cumplen sesenta años de que su padre fundara el grupo. Ahora, insisten, tiene la meta estratégica de copiar en Asia el gran logro que supuso el desembarco hispano en el Caribe. Es a pies juntillas el peldaño definitivo para “junior”.

Pero los grandes logros se consiguen en marcos adecuados. El fundamental es, sin duda, la economía libre que en román paladino es conocida como la “libertad de empresa” que en algunos lugares de Occidente se da por hecho, pero una cosa es el planteamiento teórico y otra bien distinta tener luego que sortear rigideces absurdas por doquier y sin cuento que en la práctica ponen en cuestión el propio derecho a la libre empresa.

En este sentido, “Junior” tendría la obligación de devolver al Sector algo de lo mucho que le ha dado. Llegado el caso, que tampoco se trata de ahorcar a nadie con una soga que no desea. Pero desde el punto de vista de los intereses generales es algo que se necesita más que el agua en el desierto.

En el fondo, da igual que su perfil esté especializado en alguno de los muchos perfiles que adornan una actividad global. Lo esencial es lo primero. Esto es, sentido común, realismo, capacidad de entendimiento y generosidad.

El resto se da por añadidura.