No cabe duda de que sí, al menos para el cliente occidental y para el sector de congresos, reuniones e incentivos de empresa. Lo que no creo es que sea un golpe mortal, ni, necesariamente, que sus efectos sean muy largos. Como lo ha hecho muchas veces en el pasado, Tailandia como destino se recuperara, tal vez en unos pocos meses (por cierto en nuestro verano que es su temporada baja).
Vayamos por partes. En primer lugar es imposible entender Tailandia, ni ningún otro país asiático desde la perspectiva occidental, como la que transmiten respetables medios como la BBC y la CNN. Este no es un problema de izquierdas o derechas, ni de ricos contra pobres. Por un lado tenemos los camisas rojas (lo de roja no tiene connotación de socialista o comunista), cuyo líder, Taksin Shinawatra es el hombre más rico del país y vive en el exilio para no cumplir una condena por corrupción de cuando fue Primer Ministro. Su base electoral es el Norte agrícola y las clases populares de Bangkok. Se le acusa de comprar los votos de millones de campesinos incultos por entre 50 y 500 baths (entre 1 y 10 euros). Por eso los camisas amarillas dicen que la democracia necesita una profunda reforma, porque no es legítimo ganar comprando los votos. La base electoral amarilla está en las clases acomodadas de Bangkok y en el Sur, de mayoría musulmán y en donde se encuentran las playas más conocidas, como Phuket y Krabi. Se les acusa, seguramente con toda razón, de que durante decenios la inversión pública de los gobiernos que ellos lideraron se centró en Bangkok y la periferia quedó atrás en educación, sanidad e infraestructuras.
Rojos y amarillos dejaron de dialogar y tomaron las calles en Diciembre del año pasado. Desde entonces hasta el golpe militar ha habido unas elecciones boicoteadas por los amarillos y anuladas por el Tribunal Constitucional, y un gobierno paralizado, imposibilitado por ley para incurrir en gasto. Naturalmente, en un país en donde ha habido 12 golpes de estado desde que se instauró la democracia en 1932, la consecuencia de una situación de parálisis absoluta, no nos debe extrañar, ha sido un nuevo golpe de estado.
¿Por qué Tailandia y su industria turística, en mi opinión saldrán de esta?. En primer lugar porque es un destino extraordinario: la calidad del servicio, el precio, la comida, los hoteles, las playas y las montañas, la infraestructura, la cultura y la historia. Además, es un aliado estrátegico, tanto commercial como militar de Estados Unidos. Es uno de los principales productores mundiales de productos agrícolas, como el arroz, de vehículos y de hardware. Y es parte fundamental de la ASEAN, la Unión Europea de Asia. Por tanto no puede caer. A menos que pase algo más que precipite una locura colectiva que nadie quiere ni espera: una masacre terrorista o una sucesión difícil del reverenciado rey Bhumibol Adulyadej, de 86 años y enfermo.
Mientras tanto, creo que es un buen momento para invertir en Tailandia. Al fin y al cabo, uno invierte en Bolsa cuando los valores están bajos, no cuando están altos. Quien quiera cubrirse (hedge) contra el peor escenario en Tailandia, que invierta en Filipinas. El porqué será objeto de un próximo artículo.
Excelecente artículo Manuel!! un abrazo!