Saltan las alarmas

Será verdad que las economías alemana y británica se están recuperando, pero los conflictos sociales que viven estos días nuestros dos principales emisores parecen azuzados por vientos muy turbios. Alemania estrena mañana su primera huelga a escala nacional de controladores aéreos y el sector turístico español se prepara para el enésimo recuento de pérdidas. A semejanza de lo que lograron sus colegas españoles en diciembre, el objetivo confeso de los controladores alemanes es paralizar el espacio aéreo. Si lo consiguen, las consecuencias para los países receptores de mercado alemán pueden ser incalculables. Que esta vez el conflicto no se haya originado en España será un dudoso consuelo, y la protesta supondrá por el contrario un duro golpe a las expectativas de conseguir una razonable recuperación de las cifras turísticas.
En cuanto al polvorín en que se ha convertido Londres, los acontecimientos del fin de semana en el multiétnico y empobrecido Tottenham hablan por sí mismos: una pequeña y pacífica manifestación de protesta por la muerte de un hombre acaba convertida en una furiosa batalla campal con 30 heridos, un centenar de detenidos, tiendas saqueadas y edificios ardiendo. Según las crónicas, los peores disturbios que vive la capital británica en los últimos 25 años.
El turismo puede verse además directamente afectado por el hecho de que la fuerte inestabilidad en las bolsas europeas y la crisis de la deuda estadounidense se estén produciendo en pleno mes de agosto.  En las últimas horas, las caídas generalizadas en la cotización de importantes compañías hoteleras, touroperadores y grupos aéreos europeos pueden estar advirtiendo que las reservas de última hora podrían irse al traste. Lo que significaría unos resultados finales para la temporada turística mucho más ajustados de los previstos.