Marichal, ejemplo de presidente empresarial a seguir

El turismo vacacional está siendo atacado zafia e injustamente por la nueva clase política dominante y pocos son los presidentes de asociaciones empresariales que han salido al paso de este negocio vital para la mayoría de las comunidades de nuestro país, y no solo para las de sol y playa. Solo hay una excepción, la del líder de los empresarios de Tenerife, Jorge Marichal. Es el suyo el único caso.

Sí, no exageramos: el único caso. Marichal no duda un instante en contrarrestar los desatinos y desafueros de todos aquellos que arremeten contra la primera industria, políticos o no. Hasta hace poco lo hacía también, ¡y cómo!, el anterior presidente de la Federación de Mallorca. Pero esta patronal ha quedado un tanto grogui a raíz de los resultados electorales en Baleares del Partido Popular.

Al presidente de Ashotel no le tiembla el pulso a la hora de defender el turismo. Si para ello se tiene que enfrentar al presidente de Canarias, como ha sido el caso después de las declaraciones de Fernando Clavijo, lo hace sin importarle el cargo de la persona que ha cuestionado a la industria que más empleo y bienestar genera en el archipiélago canario. Marichal no es políticamente correcto.

El resto de los presidentes, por una u otras razones, son más pasivos en situaciones similares, tal como se ha visto en Barcelona y en otras zonas de España, mismamente los de la Comunidad Valenciana. Los representantes empresariales de Madrid reaccionaron rápidamente cuando a la alcaldesa le calentaron la cabeza con lo de la tasa turística. Pero nada que ver en absoluto con Marichal.

Este tinerfeño que recuerda al Cobiella de los mejores tiempos de Ashotel, defiende su gremio a las primeras de cambio y lo hace, además, por si ello no bastara, de forma constante, y por si fuera poco, razonada. Le gusta escribir artículos que suelen aportar claridad para todos aquellos que aún siguen creyendo que nuestra industria es un problema en lugar de un bien. Sus colegas deberían imitarlo.

Aurelio Vázquez lo hacía en sus tiempos de presidente de la Federación Hotelera de Mallorca, antes de que se metiera de lleno en el farrogoso mundo, o submundo, de la política. Escribía buenos artículos en los que analizaba con criterio y datos la fortaleza de una industria que sacó a la isla de la pobreza. Su sucesora debería hacer lo mismo. Y el resto de sus colegas de España, igual, sin complejo alguno.

Dicen que Marichal tiene un "negro", o "negra", que pule y da esplendor a sus artículos. Eso no es lo importante, aunque suponga un valor añadido. Lo trascendental es que no hay que callar ante los que de distinta manera atacan al turismo, sea o no sea de masas. A los presidentes de las asociaciones se les tiene que oír, y leer,  contra los que cuestionan la industria que da de comer a tantos millones de personas.

José Carlos Escribano, presidente de los hoteleros de la Costa del Sol, tiene la suerte, la gran suerte, de que en su entorno político, tanto el local como el regional -y no digamos el provincial- el turismo está considerado como un asunto casi de Estado. Desde Nerja hasta Estepona, a la industria turística se le da el valor que se merece, al igual que en el resto del litoral costero andaluz y en las grandes capitales. Su caso, por tanto, es especial, y está al margen de Colaus y afines.