Ocho días después del fallecimiento de Marilén Pol aún se comenta con fruición en Palma la muerte de la presidenta de los hoteleros de Mallorca, y en especial la misa que por su alma tuvo lugar en la iglesia de Santa Catalina Tomás. Un acto religioso imborrable de principio a fin, por emotivo y bien organizado.
Todo fue brillante, en justa correspondencia a la calidad humana de la fallecida: una misa concelebrada por ocho sacerdotes, un sermón entrañable y conciso, unas palabras entrecortadas de la gerente de la patronal hotelera, un agradecimiento sobrecogedor del hijo mayor de Marilén y una oleada de afecto.
A las 18.10 ya no cabía un alma. Simón Pedro Barceló fue el primero de los grandes en llegar y encontró asiento en la séptima bancada del lateral derecho del templo de la calle Blanquerna. Escarrer padre no tuvo esa suerte y siguió la misa de pie, en una iglesia en la que despidió a su madre 18 años antes.
Carmen Riu también fue previsora y pudo seguir el acto desde dentro, cosa que no lograron los Fluxá al completo. El presidente de Iberostar nos decía al día siguiente que estaba admirado por la multitud de personas que acudieron a testimoniar el pésame a la familia de Pol, “seguro que por su bondad”.
La misa empezó a las 18.30 horas, con un altar rebosante de coronas y centros de flores de asociaciones, empresas y amigos. El marido de Marilén Pol, Aurelio Vázquez, (ella lo llamaba Aure) recibió las condolencias hasta muy pasadas las 21.30. Profesionales del sector y políticos combatieron fuera el frío intenso.
Hubo un gesto señorial que merece la pena subrayar: el del presidente de la Confederación Hotelera de España, Joan Molas, desplazado expresamente desde Madrid. La FEHM y la Cehat están enfrentadas, pero lo cortés no quita lo valiente y Molas quiso obviar las cuitas de las patronales.
Molas no pudo darle el pésame personalmente a Vázquez porque tuvo que salir escopetado hacia Son Sant Joan para no perder su vuelo de regreso. Ahí queda su gesto. Como el del secretario general de Cehat, Ramón Estalella, que envió un comentario cariñosísimo a la información de preferente.com.
Si Joan Molas se portó como lo que es, un señor de pies a cabeza, dejando de lado un absurdo enfrentamiento de cuotas representativas, muy llamativa fue la ausencia de dirigentes del lobby al que acude Vázquez en representación de Iberostar: Exceltur. Y es que el señorío se demuestra con hechos.
La misa fue una de las tres más multitudinarias que sobre miembros del sector han tenido lugar en Palma y ello por la calidad humana de la fallecida, por su larga, dura e intermitente enfermedad y por la valía profesional y el cargo de su marido, además de por pertenecer a una familia querida.
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