Nuevo Gobierno, ¿habrá nueva estrategia? Esperemos que sí

Las privatizaciones de AENA y Paradores, tal y como estaban planteadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, generaban serias dudas en su planteamiento inicial para todos los interesados (stakeholders). Ambas empresas 100% públicas, ambas afectan directamente al sector turístico - principal industria del país en estos momentos – y ambas comparten un valor común: el carácter de Red.

AENA se autofinancia. Es algo que muchos aún desconocen o no quieren que se sepa. AENA no recibe un Euro de los impuestos de los españoles y mantiene las infraestructuras aeroportuarias de este país a la vanguardia mundial. Tiene deuda, sí, pero ¿qué empresa no la tiene? Con esa deuda, que va pagando puntualmente, ha financiado la construcción de la T4 en Barajas, T1 en Barcelona, la nueva terminal de Málaga y La Palma y mantiene la red de aeropuertos nacionales en perfecto estado de uso para operadores y viajeros. ¿Se podría hacer mejor? Desde luego, todo es susceptible de mejora, pero ¿para hacerlo hace falta privatizar la gestión (que no la propiedad)? Pues quizá en eso se debería discrepar más de lo que se está haciendo.

Si se privatiza la gestión de los aeropuertos “rentables”, los propietarios querrán obtener beneficios y, por supuesto, esa capacidad de reinversión se perdería. Y, ¿qué ocurrirá a la larga con los aeropuertos secundarios? Pues que habrá que tirar de los impuestos para costear infraestructuras que, hasta ahora, no tiraban del erario público. ¿Menos dinero para otras partidas como Educación, Sanidad o Cultura?

Los aeropuertos en EE.UU. son todos públicos. Así evitan que puedan caer en manos de compañías extranjeras, ya que lo consideran parte crucial de la seguridad del país. Y en Europa tenemos el ejemplo de BAA en Reino Unido que, tras su privatización, las infraestructuras cayeron casi en el abandono con los consiguientes perjuicios para operadores y pasajeros. Ahora el Gobierno británico intenta obligar a Ferrovial a llevar a cabo unas inversiones que no se hicieron durante décadas, ya que no puede permitir que los principales aeropuertos británicos estén en malas condiciones.

Caso aparte es la sociedad de Paradores de Turismo. Fue creada en 1926 con el fin de desarrollar el turismo en España y conservar parte del rico patrimonio histórico-artístico del país. Una gran iniciativa y una gran marca que los españoles sienten como propia y que es reconocida (y admirada) en muchos países del mundo. Pero en 2011 la situación es muy distinta. España es un destino turístico mundial y cuenta con un tejido empresarial turístico muy activo. Los edificios históricos que gestiona la red son realmente de Patrimonio Nacional, así que la sociedad de Paradores es una sociedad gestora que está en abierta competencia con todas las empresas hoteleras de este país. Si Paradores se limitara a gestionar sus establecimientos en aquellos puntos donde no se ha desarrollado el turismo tendría una posible justificación, pero todos sabemos que ya no es así. ¿Debe o puede el Estado competir en el mismo sector con las empresas privadas? La respuesta claramente es que no debería. Y ahora, tras varios ejercicios negativos, la privatización de la sociedad de Paradores de Turismo parece más oportuna que nunca.