Los organizadores del Mobile, ese gran evento que expande por todo el mundo el nombre y el prestigio de Barcelona como sede de turismo de reuniones, no dudaron en descartar de un modo notorio y contundente las poco elegantes pretensiones, luego disimuladas, de la presidenta de la Comunidad de Madrid de arrebatarle la sede a la ciudad catalana, aludiendo a la situación socio-política que atraviesa la comunidad autónoma mediterránea. Dijo, el máximo responsable del Mobile, que este no se movía de ubicación, y así ha sido y previsiblemente seguirá siendo.
Sin embargo, el Mobile que no ha visto moverse sus cimientos de localización si está viendo peligrar sus cimientos en cuanto a la edición de este año por algo más arriesgado –y peligroso- para sus participantes que el entorno socio-político: el de las bajas de participantes por culpa de la epidemia o pandemia del coronavirus. Sin ser una “plena fuga” como tituló en portada un diario madrileño sino más bien un lento goteo, de momento, son pocas –aunque muy significativas- las empresas multinacionales del sector de las TIC que han preferido no acudir a la cita en la capital catalana.
Una de ellas lo anunció de forma prematura, pero la cuenta hacia atrás en el calendario parece haberle dado la razón, al igual que a las que ya se han añadido con la intención de preservar la salud de todos sus empleados y colaboradores. Como conclusión, a la vista está que no hay peor mal para el turismo, tanto vacacional como, sobre todo, de los viajes de negocios que la inseguridad en cuanto a la salud de los viajeros. Incluso cuando los destinos poseen sistemas sanitarios tan excelentes como todos los existentes en España.
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