Quiebra de Lowcosttravel: cobarde comportamiento del fugitivo Paul Evans

La quiebra de Lowcostatravel se perpetró con nocturnidad y alevosía, concienzudamente pergeñada por su máximo responsable, Paul Evans, quien cerró el chiringo con un tan hábil como mezquino email en el que les decía a todos que apagaran sus ordenadores y móviles y no atendieran a nadie, y salga el sol por Antequera.

Nada más, solamente eso, a las 14 horas del viernes, mientras los contratadores estaban al pairo, sin saber nada, haciendo su trabajo en Canarias, Malta, Menorca, etc., como si tal cosa, a la par que el cogía su Villadiego particular, que bien puede ser Brasil, donde tiene pasaporte por parte de madre y que cada uno se las apañe.

O Canadá, o Suiza, o vaya usted a saber dónde, pero fugado cual delincuente, que seguro que no está en los destinos en los que sus empresas trabajaban y donde ha dejado tirados a miles de turistas, a cientos de trabajadores, porque no lo busquen en Mallorca, ni Tenerife, ni los destinos de sol y playa más representativos.

El daño ya está hecho, pero la cobardía, la ruindad de Paul Evans ha quedado de manifiesto al no dar la cara ante su equipo, sus trabajadores, sus proveedores y mucho menos ante sus clientes, estos no tan hundidos como en otras quiebras por la intervención de Alex Gisbert, que está haciéndose con sus reservas.

No pregunten por él a su ex, Patricia Roselló, hoy en W2W, en un fichaje de ida y vuelta, porque ella ya dejó meses atrás la empresa y a su marido y porque bastante tiene la pobre con afrontar un marrón del que a estas altura de la película ella se encuentra al margen, aunque el cierre sólo los incautos no lo vieron venir.

Pregunten por el fugitivo, en todo caso, a Sebastiá Catalá, dueño de Blue Sea, cadena ligada a Lowcosttravel por mucho que su dueño niegue la mayor, pero quien dice, y se lo cree, no saber nada de este personaje con el que se hallaba tan vinculado que está en un sinvivir por las altas contrataciones del operador con sus hoteles.

Catalá, quien reconoce que su modelo de empresario es Gerardo Díaz Ferrán -sí, el líder de la CEOE que purga sus pecados en la cárcel y quien, no se asombren, en una conferencia en la Universidad de Palma dijo públicamente que lo que él le gusta es el caos- sabe dónde se encuentra el autor de la quiebra del verano.