El gusto por lo barato

De un tiempo a esta parte las webs de descuentos como Groupalia, Groupon, Letsbonus, etc. han crecido como setas. Uno, que intenta estar al día todo lo que puede, comenzó a darse de alta en las mismas para ver que ofrecían. Creo que empecé por Groupon y realicé alguna compra de un bono que ofertaban para cenar en un restaurante muy llamativo. La experiencia fue positiva, no tanto para el dueño del local que cuando le pregunté me dijo que no ganaban apenas nada con la oferta pero que lo que hacían era fidelizar clientes y captar nuevos, algo que está por ver. El caso es que la cena para dos con entrantes, segundos, postres y vino nos salió por 30 euros, era irresistible.

Tras Groupon, oí hablar de Groupalia y también me di de alta. Luego me llego la invitación de un amigo para hacerme socio de Letsbonus, otro me invitó a escapista.com, otro a destinity, otro a ooofertón… como no se decir que no, llegó un punto en que mi e-mail se llenó de ofertas de diferentes compañías para todos los gustos y colores.

Sin embargo, con cada nueva oferta mi incredulidad aumentaba. ¿Cómo es posible que un viaje a India de ocho días, con hoteles 4 estrellas en pensión completa y los vuelos incluidos me cueste 1.000 euros? Imaginaba que eran plazas que se habían quedado sin vender y que los touroperadores les buscaban dar salida de alguna forma, al precio que fuera. Pero todo tiene un límite.

El peligro para las agencias de viajes y touroperadores es que están acostumbrando al cliente a unas ofertas ganga alimentando un gusto por lo barato que a la larga pasará factura a todos, menos a este tipo de empresas ‘low cost’. Digo ‘low cost’ por los costes que soportan, muchísimo menores que el de una agencia tradicional. Además lo de la fidelización de clientes me parece un cuento chino. El usuario de este tipo de ofertas es alguien que busca el chollo por encima de todo. Es fiel a las ofertas no al que las realiza.

Si la crisis ya ha hecho a todos mirar con lupa los precios, este juego de megachollos logrará cambiar los hábitos del consumidor. Suponen una nueva piedra en el camino para el maltrecho emisor español, lo que me extraña es que en vez de enemigo, de momento ven a estas webs como un aliado. Lo que ocurre es que mientras las agencias apenas crecen, Groupalia, por ejemplo, lo está haciendo a un ritmo del 30% mensual.

Cuanto más grandes se hagan estas compañías de ofertas más fuerza tendrán para presionar y endurecer las condiciones a unas agencias con el agua al cuello. Creo que el emisor se está equivocando en alimentar a estas empresas o, al menos, en la forma en que lo están haciendo ahora. En mi opinión, esta práctica supone pan para hoy y hambre para mañana para las agencias de viajes españolas.