¿Quién sería yo sin las personas que he encontrado en el devenir de mi vida? ¿Quién sería yo?, me pregunto día a día. Treinta y siete años han pasado a mayor velocidad que la del Convair Coronado.
Yo era un aspirante a piloto. Pero lo primero que me ofreció la vida fue cargar y descargar maletas. ¿Cuántos compañeros inolvidables encontré en esas tareas?
Qué grandes personas; no fueron muchas pero por pocas que fueran, fueron las mejores. Pasados los años llegué a jefe de escala. Tiempos inolvidables y cercanos todavía en mi corazón.
Cuando llegan estas fechas de septiembre, el doce de septiembre para ser concretos, mi corazón da un brinco, un impulso de potencia y pasión. Porque hace años murió la persona que me brindó la oportunidad de hacerme o labrarme un camino en esta profesión y alcanzar un sueño de ser director adjunto de una línea aérea que se llamaba Hispania Airlines.
¿Quien sería yo de no haber encontrado a ese gran ser humano, ese líder que me tendió su mano? Fernando García Valiño era su nombre. Mi líder, mi amigo, mi padre en esta profesión.
Fernando García Valiño se hizo cargo de una empresa agonizante. Y no le importó. Sabía el riesgo, pero su amor a su profesión me contagió, me transmitió las fuerzas que un joven aprendiz necesita y que a mí me faltaban para seguirle, sin titubeos.
Recuerdo su figura, su carácter, su amor por lo que hacía. Recuerdo a estas alturas de mi vida lo que significa mi pregunta ¿Quién sería yo? Nadie. No sería ni hubiera podido ser nadie.
Me dejó huérfano a pronta edad y después conseguí estar en otras compañías y empezarlas como a él le gustaba, desde cero.
Así empecé otra vez y ya no estaba conmigo. A crear Air Europa. Lo hice con tesón, con trabajo, con lucha constante. Pero me dí cuenta de que todo lo que me ocurría, no eran más que la esencia, los impulsos de su corazón que aunque muerto, seguía latiendo en el mío. Y siguen hoy persiguiéndome en todo lo que hago.
Gracias Fernando García Valiño por ayudarme a convertirme en un hombre. Espero no haberte defraudado. Y si lo he hecho me debes perdonar por no seguir tus consejos.
A pesar de los años, persiste en mí tu ausencia.
Que cursi eres Tomas, por Dios