El sector turístico viene reclamando un Ministerio de Turismo, y no carecen de razón. Pero el sector olvida, que el Ministerio de Transportes está muy ligado a nuestro desarrollo turístico.
Todos los gobiernos de la Nación, en materia de transportes se han preocupado de “infraestructuras”. Es cierto que tenemos una magnifica red de autopistas, el AVE, o las instalaciones de nuestros aeropuertos, y puertos pero ningún gobernante ha dado en la tecla en transportes a un aspecto tan importante y necesario como es la “movilidad”. Dos asignaturas pendientes son el transporte aéreo y marítimo.
El transporte marítimo es complejo, pero deberíamos ya de una vez potenciar su crecimiento y facilitar a las navieras sus planes operativos. Con respecto al transporte aéreo, qué puedo decir, debe haber una reestructuración en todos sus campos, con una política de apoyo a las empresas aéreas que se creen en el país, produzcan empleo, paguen sus impuestos y coticen a la seguridad social.
En cuanto a la movilidad aérea estamos francamente mal. Cómo es posible que compañías como Binter Canarias tengan el monopolio del tráfico aéreo en el Archipiélago, y que a un canario le cueste más ir de Tenerife a Fuerteventura, que a Madrid.
No podemos olvidar tampoco el archipiélago balear, con una movilidad estacional y mala. O entre ciudades de la península con aeropuertos terciarios, que no tienen movilidad nacional o internacional.
La Dirección General de Aviación Civil, siempre ha sido una asignatura pendiente. En estos momentos de fuerte competencia, el trato que dispensa a las compañías aéreas españolas, es tercermundista. Funcionarios que se vanaglorian de tener parados aviones de algunas empresas durante dos, tres o seis meses, con argumentos peregrinos.
Cada documento que entra en Aviación Civil, puede dormir el “sueño de los justos”, por meses causando daños directos a compañías aéreas españolas cuantiosos.
Cuanto más y mejor es la tecnología de los aviones y mejor se controlan internamente aspectos de calidad y seguridad en las propias compañías aéreas peor, más llenos de” aire caliente”, van pululando los inspectores de aviación civil, y más lento es el despacho de la documentación oficial.
Ninguna compañía aérea manifiesta en público los problemas e impedimentos que encuentran diariamente; simplemente por miedo.
Mientras la Aviación Civil española esté dirigida por tecnócratas no habrá progreso. No basta que algunos responsables directos de nuestra aviación civil tengan nombres de prestigiosos juristas aeronáuticos. Hay que valorar la calidad humana y profesional, gente agresiva, que revolucione toda la movilidad del país. De lo contrario dentro de muy poquito, de fuera vendrán para darnos la triste lección de que somos ineptos en aspectos tan importantes.
Si alguien tiene alguna duda de lo que aquí menciono, que les pregunte a nuestros pilotos españoles, desde el inicio de la aviación española después de la Transición, lo que han sufrido por la inseguridad en sus puestos de trabajo, teniendo que emigrar durante años para encontrar aquello que en su país con su política de transportes, no pueden encontrar.
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