Nunca culpa de pilotos

La culpa siempre la tiene el otro. Para que una aerolinea palme un kilo y medio al dia, todos tenemos nuestra parte de culpa. Si no lo vemos, no saldremos de esta.

Tomás ayúdanos con Iberia para pedir el IPC + 10% en este nuevo convenio

Muchas gracias, Sr Cano

Suscribo lo dicho por mis compañeros, Sr. Cano. En momentos como éstos se agradece el que tenga la honradez de informarse y decir las cosas claras.

Enhorabuena y gracias.

1/El mundo de los aviones a cambiado y ahora Ryanair te lleva a cualquier sitio por 50€ e Iberia tiene que competir con eso. Hay que olvidar el pasado.
2/British tiene un ingreso por pasajero infinitamente superior a Iberia y durante algún tiempo (No se cuanto) va a poder pagar más porque ingresa mas.
3/Para competir, los sueldos y resto de costes tienen que ser iguales a los de la competencia; Ryanair, Vueling, EasyJet, etc. No hay otra.
Si queremos destruir a cualquier compañía solo hay que dejarla fuera de mercado y es lo que la competencia está haciendo con Iberia.

Gracias ¿Porqué?, Todo lo que he sido en la vida se lo debo a los pilotos, auxiliares, mecánicos,personal administrativo, esas personal son el valor de una Empresa, la cooperación con ellos es lo que me ha llevado a la convicción de que nadie puede alcanzar un objetivo, a menos que obtenga la colaboración de todos los colectivos de un empresa aérea.
Si volviera a nacer haría y pensaría lo mismo, con mis errores y aciertos. Solo le pediría a Dios que me ayudara a hacer las cosas mejor de como las he hecho hasta ahora.

Se anuncia la salida de un vuelo que nadie esperaba coger pero que todo el mundo temía. Un vuelo de ida a un futuro incierto, tirando a negro, con una tarifa cara y sin posibilidad de cambio. En estos tiempo de EREs, huelgas, paro, desahucios, crisis, despidos y demás palabras antipáticas, empezamos a caer en la cuenta de que los inmigrantes, los mendigos y los desamparados están empezando a crecer de tal manera que, la vulgarmente llamada clase media, está menguando al mismo ritmo que la fé de toda una nación, de derechas y de izquierdas, que nunca se imaginó necesitar tirar de la familia o codearse con los más necesitados en los comedores sociales o rebuscar en los contenedores en las traseras de los supermercados. Una nueva amenaza se cierne sobre los trabajadores de Iberia, que no sobre la compañía, asaltada ya desde hace meses por corsarios ingleses, con un gobierno que mira a otro lado porque tiene mucho donde mirar y porque tiene mucho que esconder. Lo que los pilotos advertían a su manera, desde la insolencia del que se cree intocable pero no tanto y que muchos no escucharon, llega ahora a todos los colectivos, se anuncia en telediarios, se publica y se discute. Unos 4500 puestos de trabajos directos han de diluirse entre EREs y bajas incentivadas, entre nosotros, despidos. A lo que hay que añadir, cientos o miles de puestos indirectos que rodean a una gran compañía como es, o mejor dicho era, Iberia.
En unos tiempos, ya digo, difíciles, donde se disfrazan las carencias con presuntas independencias, tiempos en los que se lloran las muertes de unas chicas que no debieron ocurrir y que una alcaldesa por sorpresa intenta por todos los medios sacudirse lejos como si de un abejorro se tratase, tiempos en los que unos trabajadores amenazados queman toneladas de basura en Jerez para salvar su pan de cada día, tiempos, en fin, de dolor, una luz de esperanza, en forma de cortina de humo, reúne a unos jueces que se ponen de acuerdo en contra de los desahucios, a un tribunal constitucional que da el sí a los homosexuales con ganas de bodorrio, a unos judíos que firman un alto el fuego allende y a un Romney que se ofrece a pactar con un Obama más blanco que nunca en un mundo más negro que un hoyo.
Mentira. Estamos en tiempos de cambios, pero todo esto es una gran mentira. Un gran cambio global está ya a la vuelta de la esquina. Sudamérica nos ofrece trabajo, China nos presta su dinero y una inalterable Australia mira con poco interés a una vieja Europa herida de muerte que boquea sin rescate que la salve.
Pero no todo es tan gris. La esperanza de que la solidaridad empiece de nuevo a cundir en los bolsillos de la diversidad de todos los pueblos, la convicción de una mejor vida alejada del capitalismo, la equidad social y el desarrollo de puentes reales entre rangos sociales, estoy seguro que hará que este mundo cambie y lo haga a mejor. Que empiece a aclararse como la piel de Obama, se regenere y sea capaz de autoabastecerse, autoregenerarse, autorretroalimentarse y autotoleralizarse.
Mientras todo esto llega, que llegará, algunos seguiremos pendientes de un futuro de asalariados con visos de mileuristas y la esperanza de que la clase política como la que conocemos hoy por hoy, también

Se anuncia la salida de un vuelo que nadie esperaba coger pero que todo el mundo temía. Un vuelo de ida a un futuro incierto, tirando a negro, con una tarifa cara y sin posibilidad de cambio. En estos tiempo de EREs, huelgas, paro, desahucios, crisis, despidos y demás palabras antipáticas, empezamos a caer en la cuenta de que los inmigrantes, los mendigos y los desamparados están empezando a crecer de tal manera que, la vulgarmente llamada clase media, está menguando al mismo ritmo que la fé de toda una nación, de derechas y de izquierdas, que nunca se imaginó necesitar tirar de la familia o codearse con los más necesitados en los comedores sociales o rebuscar en los contenedores en las traseras de los supermercados. Una nueva amenaza se cierne sobre los trabajadores de Iberia, que no sobre la compañía, asaltada ya desde hace meses por corsarios ingleses, con un gobierno que mira a otro lado porque tiene mucho donde mirar y porque tiene mucho que esconder. Lo que los pilotos advertían a su manera, desde la insolencia del que se cree intocable pero no tanto y que muchos no escucharon, llega ahora a todos los colectivos, se anuncia en telediarios, se publica y se discute. Unos 4500 puestos de trabajos directos han de diluirse entre EREs y bajas incentivadas, entre nosotros, despidos. A lo que hay que añadir, cientos o miles de puestos indirectos que rodean a una gran compañía como es, o mejor dicho era, Iberia.
En unos tiempos, ya digo, difíciles, donde se disfrazan las carencias con presuntas independencias, tiempos en los que se lloran las muertes de unas chicas que no debieron ocurrir y que una alcaldesa por sorpresa intenta por todos los medios sacudirse lejos como si de un abejorro se tratase, tiempos en los que unos trabajadores amenazados queman toneladas de basura en Jerez para salvar su pan de cada día, tiempos, en fin, de dolor, una luz de esperanza, en forma de cortina de humo, reúne a unos jueces que se ponen de acuerdo en contra de los desahucios, a un tribunal constitucional que da el sí a los homosexuales con ganas de bodorrio, a unos judíos que firman un alto el fuego allende y a un Romney que se ofrece a pactar con un Obama más blanco que nunca en un mundo más negro que un hoyo.
Mentira. Estamos en tiempos de cambios, pero todo esto es una gran mentira. Un gran cambio global está ya a la vuelta de la esquina. Sudamérica nos ofrece trabajo, China nos presta su dinero y una inalterable Australia mira con poco interés a una vieja Europa herida de muerte que boquea sin rescate que la salve.
Pero no todo es tan gris. La esperanza de que la solidaridad empiece de nuevo a cundir en los bolsillos de la diversidad de todos los pueblos, la convicción de una mejor vida alejada del capitalismo, la equidad social y el desarrollo de puentes reales entre rangos sociales, estoy seguro que hará que este mundo cambie y lo haga a mejor. Que empiece a aclararse como la piel de Obama, se regenere y sea capaz de autoabastecerse, autoregenerarse, autorretroalimentarse y autotoleralizarse.
Mientras todo esto llega, que llegará, algunos seguiremos pendientes de un futuro de asalariados con visos de mileuristas y la esperanza de que la clase política como la que conocemos hoy por hoy, también sucumba bajo un desahucio o un ERE o un rayo del dios Thor. Dios quiera que no tengamos que quemar la costosísima T4 para salvar los 4500 puestos de trabajo y que un gobierno y una compañía que fue tan importante se sienten a tratar de entenderse, porque ya te digo yo que el bambú es un material altamente inflamable.
bajo un desahucio o un ERE o un rayo del dios Thor y que este Dios quiera que no tengamos que quemar la costosísima T4 para salvar los 4500 puestos de trabajo y que un gobierno y una compañía que fue tan importante se sienten a tratar de entenderse, porque ya te digo yo que el bambú es un material altamente inflamable.

Tienes razon, las matematicas no mienten,pero los ignorantes si, aparte del salario bruto la empresa te paga la seguridad social aproximadamente 1/3, COMO A TODOS LOS CURRIFICHANTES QUE TIENEN NOMINA y las aportaciones al plan de pensiones, etc,etc..., ademas tambien estan los TCP.

Dedicaros a llevar los aviones de A a B y de B a C y dejar las matematicas.

Insisto. El fracaso de una compañía SIEMPRE es debido a sus directivos y nunca a sus trabajadores. El CEO, como máximo responsable es el máximo culpable de un fracaso empresarial.
Si el Consejo de Administración no cesa a un CEO y sus colaboradores cuando están laminando una Compañía es que la idea de la laminación la ha impuesto el propio Consejo. Puede que sea mas lucrativo para alguien quitarse de en medio una compañía para potenciar otra que también es de su propiedad. Máxime en España donde el mercado aeronautico está quedando en manos de dos espabilados.
El problema de los pilotos se lo han inventado para justificar la eliminación de Iberia. Hay gente que por ignorancia, envidia u otros intereses se cren lo que les cuentan los medios de comunicación que viven gracias a los periódicos y anuncios que les compra y proporciona la susodicha.
Sigo insistiendo, donde está el PP/gobierno/Bankia?. A que está jugando en este escarnio?. Me supongo que como en otros doscientos que tiene abiertos en este pais.
Vale mas emigrar.