Una de turismo catalán: el de Estival ElDorado Resort

No me asombra cuando de cuando en vez aparecen las estadísticas de número de turistas por regiones y Cataluña aparece en cabeza. Cataluña dispone de destinos bellísimos, tiene magníficos empresarios desde hace muchos lustros pilotando esa industria. Pero no es oro todo lo que brilla, aunque tampoco quiero convertir la anécdota en categoría ni caer en la simpleza de la generalización, entre otras cosas, por injusta. Simplemente dejar constancia de una decepción que estoy seguro no seré el único. Máxime tratándose este medio digital en el principal referente para emprendedores, empresarios y ejecutivos turísticos.

Bien. Por avatares de la vida aterricé el sábado 17 de junio 2017 en Cambrils (Tarragona) por medio de un buscador de hoteles denominado Destinia. ESTIVAL ELDORADO Resorts. Así se denomina el hotel/complejo en cuya recepción estuve como un clavo aguantando cola que me atendiera un chavalín de unos 30 años desenvuelto y engreído. Didac se llama, creo. O eso ponía en su chapa identificativa. No pude tomar posesión de mi habitación hasta las 15 horas, según invocación de la ley catalana en la materia de horarios hoteleros y dejar la misma a las 11 horas del día siguiente. Cosa un tanto “catalana” porque en mis ya largos años nunca me he encontrado en el ancho mundo ese tipo de exigencias.

Tras los trámites pertinentes, bajo un sopor agobiante, el empleado Didac del muy respetado CARLOS FERRER, dueño a la sazón de la cadena catalana, me recordó que debía abonar dos euros en concepto de “tasa turística” que, según él, va a parar directamente a las arcas de Madrid. Estos chicos del dueño Ferrer no sólo son imberbes e impertinentes sino además ignorantes.

--Que no, amigo, que no, insistí, es una tasa autónomica que sólo han puesto algunas comunidades (Cataluña y Baleares para ser exactos) y eso dinero va a parar directamente como es lógico a las arcas de quien pone esa tasa…, es decir, la Generalitat catalana.

-Este es pepero total, respondió ufano dirigiéndose a Mihai (rumano) un tanto avergonzado por el comportamiento del catalán Didac.

Lo del incompetente chavalín hubiera sido lo de menos si aquellas horas, bien pagadas para un resort de cuatro estrellas, hubiera funcionado decentemente. No había ni un maldito sobre con dentífrico y tras reclamarlo nos mandaron a paseo.

Estos son los hechos y son irrefutables. No todos los empleados fueron del mismo jaez. Claro. Pero una golondrina en estos casos sí hace verano. Siento por el muchacho que su comportamiento como mínimo poco inteligente fuera a recaer en las espaldas de un periodista con firma.

Insisto: estos son los hechos y vuelven a ser irrefutables. Que don Carlos Ferrer tome nota. Si quiere, naturalmente.

MIENTRAS TANTO… ESTO FUNCIONA.

Si el resto de los sectores productivos de España funcionara a la misma velocidad de crucero que el turismo podría titular esto: “Estamos salvados”. Desgraciadamente no es así. Pero lo sustancial hoy es reconocer que los profesionales de nuestro Sector están que se salen.

Algunos botones de muestra. Eroski ha visto la veta en la especialización y se apresta a ello. Meliá Hoteles inagura un nuevo hotel en Palma bajo un prisma vanguardista “afterwork” con la solemnidad que le caracteriza. Y hasta el Gobierno se ha dado cuenta que tiene que reforzar la seguridad en las playas, así que no se extrañen ustedes de ver policías uniformados en todas las costas hispanas.

Sinceramente, el pasado fin de semana en la Costa Dorada busqué con ahínco esa España en blanco y negro que se esfuerzan en transmitir algunos. No estaban los Botín, ni las Koplowitz, ni Amancio Ortega ni siquiera ninguno de los comunicadores que cobran cinco millones de euros por su trabajo. Ví y observé gentes de clase media. No pude encontrar ni una hamaca disponible ni una maldita sombrilla que llevarme al cogote.

Esto es lo que pude ver. ¡Lo siento!