Nunca antes un tema social, que no interesa a los partidos políticos, había provocado una manifestación. Nunca antes la gente humilde había estado tan preocupada por el precio de los alquileres como ahora. Nunca antes los empresarios que contratan trabajadores lo habían pasado tan mal por el problema del alojamiento. Nunca antes las instituciones públicas se habían enfrentado al problema de que nadie quiera una plaza porque no hay manera de pagarse el alquiler.
Ibiza, la pequeña isla de algo más de cien mil habitantes y millones de turistas se enfrenta al drama de la economía colaborativa y a la ausencia de políticas públicas para regular un negocio desbocado. Ibiza, pequeña y altamente turística, es el ejemplo extremo del desastre que ocasiona que las viviendas normales, hasta ahora ofrecidas en alquiler a los trabajadores, queden en manos de los intermediarios internacionales para ser ofrecidas por Internet a los turistas. Ibiza es un aviso de lo que puede suceder en otros lugares.
Este sábado, los vecinos organizados en la Plataforma de Afectados por los Alquileres de Ibiza, convocan a una manifestación sólo para que los poderes públicos “hagan cumplir la ley”. Las redes sociales han sido el instrumento para la convocatoria que supone un varapalo para la izquierda gobernante en Ibiza y en Baleares y que lleva ya dos años en el gobierno sin siquiera empezar a abordar este asunto. Tiene su aquello que los vecinos, antes de abandonar la isla, pidan simplemente que “hagan cumplir la ley”.
“Queremos denunciar la falta de soluciones que están dando las administraciones al problema del alquiler. Los años pasan y no se hace lo suficiente. Queremos mostrar el descontento de la gente y presionar a las Administraciones para que cumplan la ley”, indicó el presidente de esta plataforma al Diario de Ibiza, que informa de la convocatoria.
El Consell, la institución que gobierna Ibiza, está dividido. Los socialistas callan, pero Podemos no para de armar ruido aduciendo que los servicios sociales empiezan a estar saturados de vecinos que piden soluciones a sus problemas de alquileres. La vicepresidenta del Consell, Viviana de Sans (Podemos) afirma en Diario de Ibiza que “la situación ha llegado a un punto en que personas con trabajo e ingresos no encuentran casa para vivir. Cada vez más personas se ven obligadas a dormir en infraviviendas, en pisos 'patera', en coches o en tiendas de campaña”, por lo que exige medidas de emergencia.
El mercado, desbocado
Mientras los ciudadanos protestan, el mercado está desbocado. Cada día la prensa de Ibiza publica noticias de apartamentos a precios descomunales, de estafas –porque a esos precios tienen sentido, etcétera. Hay quien paga 900 euros por una habitación en un piso pero que después se encuentra con que el propietario lo echa porque le pagan más. Diario de Ibiza cuenta casos de quien apalabra un piso y cuando lo va a ver no existe. Es un descampado.
Pero, al margen de la picaresca, el gran problema que genera esta situación desbocada es para los que se desplazan a Ibiza. Aena ha convocado 15 plazas para refuerzo en verano en el aeropuerto local, pero tiene problemas porque muchos trabajadores rechazan el puesto dado que el alquiler es más caro que el salario ofrecido o, en su caso, si aceptan, cuando comprueban los precios del alojamiento comunican que abandonan. Los problemas son frecuentes en la enseñanza, la sanidad y en los cuerpos de seguridad del Estado, que también sufren las consecuencias de un mercado alocado. El verano pasado, algunas personas que no querían perder su plaza en la enseñanza, dormían en sus coches, incapaces de pagar el precio que se pide por un alquiler. El mismo verano pasado, la prensa local publicó la noticia de un balcón alquilado a un precio inadmisible. Obviamente, el balcón no ofrece tampoco mucho resguardo.
La catástrofe de los alquileres en Ibiza afecta también a los miles de vecinos a quienes toca renovar su contrato de alquiler. El nuevo precio que piden los propietarios de los pisos ya no son los anteriores. Como Airbnb presiona al alza, los propietarios piden más. De forma que muchas personas tienen que terminar por marcharse de la isla, ante la presión de los precios.
Ibiza no había sido nunca un destino barato, pero en los dos últimos veranos el alquiler vacacional, sin control alguno de las administraciones, ha adquirido dimensiones de plaga y ha convertido la isla en un lugar inhabitable para muchos trabajadores. La pasividad de las autoridades tiene una consecuencia: los que no tiene piso, los menos favorecidos, no tienen tampoco forma de alquilar. El mercado de la vivienda habitual se ha combinado con el mercado del alojamiento hotelero y ahora los precios son inasequibles. Ciertamente, la protesta de Ibiza merecería un poco de atención por parte de los poderes públicos
ahora que os toca el bolsillo nadie grita ¡viva Internet! ¡viva la economía colaborativa!
Me parece muy poco serio el artículo. No aporta ni un solo dato que sustente el titular en el que se habla de "emergencia social" en Ibiza.
Se les ve demasiado el plumero haciendo propaganda a los señoritos Escarrer, Barceló, Riu y Fluxá, no creen?
Compartir en vez de poseer...uno de los pilares colaborativos
compartir es compartir...yo comparto mi casa, mis bienes y tu
compartes tus casa, tus bienes...compartimos: se hace turismo
una "idea" fantástica; una práctica interesante: colaborativa
Y se clama y proclama que no se "pague" por la "colaboración"
hasta cierto punto lógico; colaboraré con el dueño de lo que
comparto, generalmente por un tiempo breve, sin hacer negocio
Pero esto es especular; economía especulativa, negocio divino
negocio abusivo; y como hay gente que paga; pues viva el €.
Colaborativa; no... especulativa con mayusculas... burbuja
que cuando esplote dejara esparcida la mierda que contiene
como aquella burbuja que promovió un gobierno al amparo del
que toda España era edificable incluidos lagos y lagunas; y
todo era colaboración; hasta que esplotó la especulación.
No nos engañemos, el problema de la escasez de la vivienda no lo causa la demanda, ya sea de turistas o de trabajadores. El problema lo han generado como siempre los políticos, con un infierno normativo que restringe el suelo disponible para construir, o de la limitación de las plazas hoteleras, al arbitrio y según conveniencias de los partidos y de los que ya tienen hoteles o pisos. Los políticos lo corrompen todo. Hay que limitarles el poder. La solución no está en pedir más leyes, como el alquiler vacacional. Más libertad, menos leyes.