El aeropuerto de Palma movilizó durante 2015 un total de 23,7 millones de viajeros. Hace diez años esa cifra era de 21 millones. Y hace veinte años, en 1995, era de 14,7 millones. Y hace treinta años sólo llegábamos a los 8,8 millones. Prácticamente hemos triplicado el número de viajeros en treinta años.
Sin embargo, la oferta de alojamiento turístico de la isla de Mallorca no se ha multiplicado de igual forma, afortunadamente. En 1985 teníamos 210 mil plazas, en 1995 llegábamos a las 260 mil, en 2005 estábamos en 286 mil, mientras que en 2014, último año del que se han publicado estadísticas, Mallorca había llegado a 288 mil camas de alojamiento reglado, controlado por la conselleria. Es decir que mientras el incremento de viajeros en el aeropuerto ha sido del 269 por ciento, nuestra oferta de camas ha aumentado apenas un 37 por ciento.
Antes de llegar a conclusiones precipitadas, hemos de introducir dos matices significativos: las estancias medias de los viajeros son hoy más cortas que en los ochenta y noventa. Según los estudios de la conselleria de Turismo, hoy un viajero como media pasa 8,2 días en la isla, cuando en los ochenta la media se acercaba, sin llegar, a las dos semanas. El segundo factor a considerar en estas cifras es que Air Berlín ha montado un hub, por el que pasan viajeros que no llegan a alojarse en la isla. Ese hub en algún momento fue muy importante, aunque ya en 2015 estaba en decadencia y este año se terminará de desmontar.
Sin embargo, incluso con estas dos depuraciones, aún sigue habiendo una diferencia abismal entre el aumento del número total de viajeros que nos visitan y el estancamiento de la oferta hotelera reglada. En otras palabras: los datos vienen a sugerir que mientras 8,8 millones de viajeros (los que teníamos hace 30 años) daban ocupación a 210 mil camas, los 14,9 millones de visitantes adicionales que hemos incorporado en estos años se estarían alojando en apenas 78 mil. Absurdo. Incluso con correcciones.
Durante años, estos viajeros de los que nadie se sabía dónde pernoctaban, se buscaban entre quienes declaraban que se habían alojado en 'casas de amigos o conocidos', concepto que a día de hoy deja de ser verosímil. No es posible que tengamos tantos amigos y conocidos extranjeros. En cambio, Exceltur, el lobby de las cadenas hoteleras, en un estudio que encargó a la consultora Ernst&Young descubre que en Palma de Mallorca, mientras el número total de camas que se comercializan oficialmente en el mercado hotelero es de 4.566, mientras que el total de camas que se comercializan como apartamentos turísticos a través de portales de Internet llega a 23.119. Un poco menos intenso, también en Barcelona y San Sebastián se registra una oferta amplísima de apartamentos en estas plataformas. ¿Tenemos claro que hablamos de cinco veces más plazas fuera de los circuitos convencionales que dentro de ellos?
Todos conocemos Airbnb, que parece ser el líder en este sector, pero está lejos de ser el único proveedor. Por ejemplo, en España, E&Y detecta que esta empresa sólo tiene 75 de los 278 mil establecimientos comercializados a través de estas plataformas (que en total suman ya algo más del millón de camas). La lista de rivales es muy notable, con cuotas de mercado prácticamente iguales a las del gigante americano.
Este fenómeno, tan intenso en Palma, no se extiende a todas las zonas turísticas, pero es un indicador impresionante que nos debería hacer pensar fundamentalmente por dos motivos absolutamente poderosos: primero, los hoteles crean empleo y los apartamentos no y, segundo, los hoteles pagan sus impuestos porque tienen toda su contabilidad controlada mientras que los apartamentos turísticos son perfectamente incontrolables, incluso si la Administración fiscal se decidiera a actuar con contundencia. ¿Cómo se puede saber cuántos turistas han entrado o salido si no se está en la puerta vigilando cada semana?
Evidentemente, estamos cambiando de un modelo que controlábamos a otro que, en mi opinión, puede quedarnos fuera de nuestra capacidad para medir.
Se puede entender la fobia que una parte amplia de la clase política balear siente por los empresarios hoteleros –de más alcance que lo se dice públicamente– pero es intolerable que con tal de fastidiarles el negocio podamos terminar por hacernos un gol en propia puerta, que pagarán los ciudadanos de las islas incluso con más intensidad que los propios hoteleros que, en parte, están diversificando su oferta para entrar en el negocio de los apartamentos.
Esperemos que cuando nuestros políticos se enteren no sea demasiado tarde.
Estimado señor:
Se piensa el ladrón que todos son de su condición.
Yo no le discuto que haya apartamentos que no declaran todos sus ingresos, y ¿todos los hoteleros son santos???.
Todos los cobros de plataformas como Airbnb se hacen por transferencia bancaria, fíjese que fácil de controlar y que transparente.
Los apartamentos no crean empleo ?¿ Es cierto se limpian solos, se mantienen por si mismos, no se reparan, no se reforman, no compran en el mercado local todo tipo de materiales, para su funcionamiento.
Estamos no como usted dice cambiando de modelo, estamos haciendo modelos nuevos, que el mercado solicita.
El cliente de Hotel, por ejemplo mi caso, no es el cliente de apartamento, siga usted en su sector de negocio o entre en el mio y compita, no le de miedo, hoy en día hay que reinventarse cada día y lo que hacíamos ayer hoy ya no sirve.
No tenga miedo a los apartamentos, si son tan malos, tan defraudadores, dan tan poco servicio, por que los clientes los buscan, los eligen, y los valoran positivamente.
A ya, que el cliente es tonto y elige mal.
Salga usted llorado de casa por las mañanas, venga al mundo real y pida la igualdad para todos, yo no pido exterminar a los hoteles ni a mi competencia, simplemente pido que juguemos todos a lo mismo.
Tenga un buen día y muchas gracias por su opinión.
Los apartamentos turísticos, especialmente aquéllos que están en un edificio de pisos, muchas veces crean problemas graves a los vecinos: los turistas están de viaje, es decir, de fiesta, y los vecinos tienen que descansar para trabajar al día siguiente. ¿Por qué tienen los vecinos que soportar ruidos y algaradas en sus casa sin obtener, además, ningún beneficio? Los vecinos soportan los perjuicios y los propietarios (que probablemente no viven en la misma finca) los beneficios. No estoy de acuerdo y creo que debería impedirse este tipo de alojamiento, únicamente por el motivo expuesto. Los hoteleros, en realidad, me importan poco.
Parece ser que en el artículo no se ha tenido en cuenta que desde los años 80 hasta ahora, con la proliferación de las compañías low-cost los ciudadanos de las islas salimos mucho más que antes a hacer turismo fuera, yo mismo he viajado el último año 10 veces, que cuenta en las estadísticas como 20, así que menos manipulación de las cifras. Gracias!